Elsewhere Today (390)
Aljazeera:
Fox News journalists freed
Sunday 27 August 2006, 15:08 Makka Time, 12:08 GMT
Two Fox News journalists kidnapped in Gaza have been freed, the television network says.
Steve Centanni, a 60-year-old American, and New Zealand-born cameraman Olaf Wiig, 36, were seized on August 14 by a previously unknown group called the Holy Jihad Brigades.
After what was one of the longest detentions for foreign captives in Gaza, television images showed the two men being taken into a hotel by Palestinian security officials on Sunday.
The Holy Jihad Brigades claimed responsibility on Wednesday for the kidnapping and had told the United States to free Muslim prisoners to prevent the captives from facing unspecified consequences.
The United States had rejected the demand and the deadline expired on Saturday.
Khaled Abu Hilal, the Palestinian interior ministry spokesman, said the government had received assurances that the hostages would be freed.
Just before their release, a second video of the pair was issued.
Religious conversion
Both journalists appeared to be in good health in the new video.
The two men were shown separately, sitting cross-legged, reading statements announcing that they had converted to Islam.
Centanni said: "I changed my name to Khaled. I have embraced Islam and say the word Allah."
Wiig called on leaders of the West to stop "hiding behind the 'I don't negotiate with terrorists' myth".
A separate statement from the captors said: "They chose Islam and that is a gift that God gives those whom he chooses."
Centanni later told CNN by telephone from Gaza City that they felt that they had to convert to Islam.
"I have the highest respect for Islam, but it was something we felt we had to do because they had the guns and we didn't know what the hell was going on," he said.
Political lobby
Ismail Haniya, the Palestinian prime minister, said the kidnappers had nothing to do with al-Qaeda nor any known Palestinian groups.
Videos of the captives released by the kidnappers had borne all the hallmarks of hostage tapes shot by fighters in Iraq.
"These are young men who carried out the action out of private beliefs," Haniya told reporters.
No arrests have been made.
The Hamas-led government had called for the men to be freed while several prominent resistance groups in Gaza denied involvement and also said the men should be freed.
Agencies
http://english.aljazeera.net/NR/exeres/D739DA78-145C-4319-AD9D-93C55A36977F.htm
Clarín/Revista Ñ:
Y así le puse nombre a la rosa
ENTREVISTA A UMBERTO ECO
Hace 25 años, Umberto Eco publicó "El nombre de la rosa", libro apasionante y erudito que recorre, a modo de novela policial, los problemas filosóficos centrales de la Edad Media. En esta charla, responde preguntas frecuentes: ¿cómo explicar la popularidad de una obra con profusos, intraducidos párrafos en latín?, por ejemplo. Además, cuenta algunos secretos del libro y muestra los dibujos que bocetaron y dieron forma y nombre al fenómeno de esa rosa.
ANTONIO GNOLI, 26.08.2006
Hace veinticinco años, pocos habrían imaginado que una novela cargada de ironía y de doctrina, sorprendente en su amplitud y erudición, a mitad de camino entre lo teológico y lo policial, se convertiría en lo que todo escritor espera que suceda pero no confiaría ni siquiera a su mamá: el sueño de 15 millones de ejemplares.
El nombre de la rosa fue eso. Pero también otra cosa, agregaría. Tratemos de imaginar al autor. Un señor de cincuenta años que un buen día decide dedicarse a la narrativa y lo hace de la manera más arriesgada. ¿Qué lector tendrá la voluntad penitencial de leer una crónica medieval novelada, salpicada sí de delitos e intrigas, pero también llena de difíciles citas en latín y controversias teológicas? Tiene que estar un poco loco este semiólogo, de cierta fama internacional, para ambientar su historia en la primera mitad del siglo XIV y elegir como lugar de la acción una abadía aislada, atrincherada en las pendientes de una montaña del norte de Italia.
Cuando no enseña en la universidad, cuando no toca la flauta dulce, o cuando no inventa divertidos juegos de palabras, se encierra en una austera biblioteca donde compulsa tratados medievales, crónicas de herejes, libros sobre historias menores y desconocidas. Se ha dado cuenta de que la experiencia a la que quiere dar cuerpo y alma es más compleja de lo que imaginaba. Y pensar que todo nació como una broma, un desafío, un pasatiempo, una parodia. Ahora descubre que para contar no basta con la fantasía, no basta con su bella tesis sobre Tomás de Aquino. Hacen falta paciencia, escrúpulo, preparación. Se siente como un atleta que cambia de especialidad. La empresa le da resultado. Ocho meses después de la publicación del libro, exactamente el 9 de julio de 1981, El nombre de la rosa, gana el premio Strega. Es un reconocimiento que consagra un libro que ya vendió 300 mil ejemplares y está a punto de convertirse en un caso mediático de proporciones monstruosas. Más tarde aprendimos a conocer el talento narrativo de ese profesor, y la rara capacidad de hacer convivir felizmente al estudioso y al novelista. No obstante, pasados veinticinco años subsiste el misterio del hombre que supo darle el nombre justo a la rosa.
Por eso voy a ver a Umberto Eco a su casa milanesa, para comprender la parte menos visible de su éxito, el trabajo que requirió, las huellas que dejó. De un lugar poco accesible, en lo alto de la inmensa biblioteca saca un sobre con los dibujos originales de la novela. Dice: "En realidad, una biblioteca estadounidense quiso comprarlos, pero me resistí". Eco se baja de la escalera, apoya la carpeta y se dirige a otro lugar de la biblioteca. La mano toma con firmeza un tomo del Traité des poisons (Tratado de los venenos). El libro tiene casi dos siglos, edición Crochard, 1815. "Se lo compré por unos pocos francos a un bouquiniste del Sena; pensé que encontraría una idea para ambientar los homicidios que tienen lugar en la abadía".
Sorpresivamente, abre una habitación cerrada con llave. "Aquí están los libros que fui consultando para las sucesivas novelas." Tiene todo el aspecto de ser un estudio secreto, un espacio poco iluminado, pero sugestivo. Sobre la mesa hay un atril con las planchas originales de una historieta. En las paredes, textos raros: investigaciones sobre Rosacruz, primeras ediciones de Ulisse Aldrovandi. En el estante de la biblioteca, dentro de un recipiente cilíndrico de vidrio, flotan, irreconocibles, los testículos de un perro. Eco sonríe: "Los menciono en mi última novela". Pero es tiempo de volver a la primera.
-¿Qué es lo que no sabemos todavía de El nombre de la rosa?
-Todos piensan que la novela fue escrita en computadora, o que usé máquina de escribir. En realidad, la primera versión fue hecha con lapicera. Pero recuerdo que pasé un año entero sin escribir una sola línea. Leía, hacía dibujos, diagramas, en suma, inventaba un mundo. Dibujé cientos de laberintos y plantas de abadías, basándome en otros dibujos, y en lugares que visitaba.
-¿Por qué esa exigencia visual?
-Era una manera de tomarle confianza al ambiente que estaba imaginando. Por ejemplo, necesitaba saber cuánto tardaban dos personajes en ir de un lugar a otro. Y eso definía también la duración de los diálogos que, por otra parte, no estaba tan seguro de poder lograr.
-Entiendo los lugares, pero ¿por qué dibujar también a los monjes de la abadía?
-Necesitaba reconocer a mis personajes, mientras los hacía hablar o actuar, de lo contrario no habría sabido qué hacerles decir.
-Dos años después de la publicación de la novela, usted agrega un apéndice con las - Apostillas al nombre de la rosa- , abandonando así su idea de que una novela camina por su cuenta y el autor debe desinteresarse.
-Podría responder que en ese momento tenía en mente las explicaciones que Thomas Mann había tratado de dar del Doctor Faustus. Pero la verdad es que habían surgido muchos debates alrededor de la novela. Y en mi apostilla, si se lee con atención, se verá que mis consideraciones son externas al libro.
-A veces da la sensación de que usted no soporta más la repercusión que tuvo la novela. ¿Se siente asediado?
-Es fatal sentirse acorralado. Por otro lado, constatar que en torno de El nombre de la rosa se editaron miles de páginas de crítica, centenares de ensayos, libros y textos de monografías —la última me llegó la semana pasada— me hace sentir bastante obligado a pronunciarme sobre algunas cuestiones de poética. Es legítimo que un autor declare cómo trabaja, mientras que la crítica interviene respecto del modo en que se lee un libro.
-¿El hecho, entonces, de que - El nombre de la rosa- sea una obra "abierta" depende más de los otros que de usted?
-Depende de la novela y no de lo que digo después. Si bien hago alusión, como en las apostillas, a lo posmoderno, no hay nada que obligue a leer el libro de determinada manera.
-Llamaba la atención, en esas páginas de explicación, el uso reductivo que usted hacía del término "posmoderno".
-El hecho es que "posmoderno" es una especie de paraguas que termina por cubrir todo. Fue inventado en arquitectura y después lo usó la literatura. En los Estados Unidos tenía un significado diferente del que encontramos en Francia en los libros de Lyotard. Como ve, es un lío. Si queremos restringir el significado, y yo citaba a John Barth, es necesario ir a la Segunda Intempestiva, donde Nietzsche sostiene que estamos tan cargados de historia que podríamos morirnos a menos que la releamos irónicamente.
-¿Podría decirse que con - El nombre de la rosa- usted realizó una operación moderna irónica sobre un gran fresco medieval?
-Digamos, como sucede con otras obras, que mi novela puede tener dos o más niveles de lectura. Si la comienzo diciendo: "Era una noche oscura y tormentosa" el lector ingenuo, que no comprende la referencia a Snoopy, gozará en un nivel elemental, y la cosa puede terminar ahí. Después está el lector de segundo nivel que capta la referencia, la cita, el juego y por lo tanto sabe que se está haciendo, sobre todo, ironía. Llegado a ese punto, podría agregar un tercer nivel, dado que el mes pasado descubrí que la frase es el incipit de una novela de Bulwer-Lytton, el autor de los Ultimos días de Pompeya. Es obvio que también Snoopy estaba probablemente citando.
-La sutil ironía literaria, hecha de citas, referencias, alusiones es un homenaje a la inteligencia pura. Pero, ¿no existe el riesgo de que la elaboración de la página termine teniendo poca narración y mucha cabeza?
-No son asuntos míos. Yo puedo ocuparme legítimamente de apostillas, de esta charla, del hecho de que la novela fue escrita en una época en la que se hablaba mucho de dialogismo intertextual y de Bajtin. Si después usted señala que de esa manera muy pocos la leerán, yo le respondo: es cosa del lector, no mía.
-Es una afirmación muy perentoria.
-La verdad es que cuando salió El nombre de la rosa fui sometido a una auténtica ducha escocesa. ¿Por qué hizo un libro difícil que nadie entiende? Y yo respondo como el guerrero africano de Hugo Pratt: porque me gusta. ¿Y entonces por qué hizo un libro popular que todos quieren leer? Pongámonos de acuerdo, ¿es difícil o popular?
-Paradójicamente es ambas cosas.
-En ese sentido, propondría un planteo interesante: hoy es popular un libro difícil porque está naciendo una generación de lectores que quiere que la desafíen.
-Es una explicación sociológica.
-De acuerdo, aunque es mejor que jugar con la idea contradictoria del libro difícil pero popular.
-A mí me parece una novela que gratifica a las personas. Las hace sentir más cultas de lo que son.
-No estoy tan seguro. El lector ingenuo que confiesa qué frustración enorme es no haber comprendido las citas en latín, no se siente en absoluto gratificado. O deberíamos llegar a la conclusión de que es un tipo de lector que disfruta sintiéndose estúpido.
-Digamos que advierte un problema y se lo plantea.
-Y ese es un modo diferente de reformular mi hipótesis, o sea que hay una categoría de lectores que desea una aventura literaria más exigente. ¿Cómo sobrevivirían, si no, muchos escritores contemporáneos?
-Tengo la impresión de que usted busca una respuesta a un problema insondable. ¿Qué decreta el éxito de un libro como - El nombre de la rosa- ? Reconocerá que en definitiva tiene algo de misterioso.
-Es cierto, yo estoy buscando explicaciones. Pero sólo porque usted me lo pide. Si de mí dependiera, prescindiría de eso. Lo que sé y que comprendí es que si El nombre de la rosa hubiera salido diez años antes, tal vez nadie se habría enterado, y si salía diez años después, tal vez habría sido igualmente ignorado.
-Hay un ejemplo que tenemos ante nuestros ojos hoy: - El Código da Vinci- de Dan Brown. ¿Considera que si hubiera salido en otro momento no habría tenido el mismo éxito?
-Dudo que, de haber salido estando Paulo VI, El Código da Vinci hubiera interesado a la gente. La explicación del fenómeno que se generó en torno de una novela policial, en definitiva bastante modesta, es que remite quizás a la gran teatralización de los hechos religiosos ocurrida durante el pontificado de Juan Pablo II. En la novela de Dan Brown hubo una inversión teológica de parte de la gente. Digámoslo de esta manera: escribió un libro que salió en el momento justo.
-Es precisamente la idea de "momento justo" la que tiene algo de insondable.
-Creo en el Zeitgeist, en ese espíritu del tiempo que permite percibir las cosas y gracias al cual uno recibe incitaciones que se traducen en algo completo y definido. De lo contrario, no podría explicarme por qué precisamente en 1978, y no antes, se me ocurrió hacer El nombre de la rosa. Aunque debo reconocer que ya en tiempos del Gruppo 63 había pensado en escribir una novela.
-¿Qué forma pensaba darle?
-Imaginaba un colage de obras salgarianas: la tormenta en Mompracem, un diamante grande como una nuez, las pistolas con la culata llena de arabescos. En suma, una operación irónica sobre la literatura.
-¿Por qué abandonó la idea?
-Sentía que no era el momento apropiado y debía dejar reposar la idea.
-En el fondo, hizo una operación análoga algunos años después con - El nombre de la rosa- . ¿Por qué eligió ese título?
-Era el último de una lista que incluía entre otros La abadía del delito, Adso de Melk, etcétera. Todos los que leían la lista decían que El nombre de la rosa era el mejor.
-Es también el cierre de la novela, la cita latina.
-Que yo inserté para despistar al lector. Pero el lector lo que hizo fue seguir todos los valores simbólicos de la rosa, que son muchísimos.
-¿Le molesta el exceso de interpretación?
-No, soy de los que piensan que a menudo el libro es más inteligente que su autor. El lector puede encontrar referencias que el autor no había pensado. No creo tener derecho a impedir que se saquen ciertas conclusiones. Pero tengo el derecho de obstaculizar que se saquen otras.
-Explíquelo un poco mejor.
-Los que, por ejemplo, en la "rosa" encontraron una referencia al verso de Shakespeare "a rose by any other name", se equivocan. Mi cita significa que las cosas dejan de existir y quedan solamente las palabras. Shakespeare dice exactamente lo opuesto: las palabras no cuentan para nada, la rosa sería una rosa con cualquier nombre.
-La imagen de la rosa termina la novela. Pero el verdadero problema para un escritor, sobre todo si es debutante, es cómo iniciarla. ¿Con qué disposición mental, con qué dudas se puso frente a la primera página?
-En un primer momento la idea era escribir una especie de policial. Después, me di cuenta de que mis novelas nunca empezaron a partir de un proyecto, sino de una imagen. Y en la imagen que se me aparecía me recordaba a mí mismo en la Abadía de Santa Escolástica, frente a un atril enorme donde leía las Acta Sanctorum y me divertía como loco. De ahí la idea de imaginar a un benedictino en un monasterio que mientras lee la colección encuadernada del manifesto muere fulminado.
-Un homenaje irónico a la actualidad.
-Demasiado actual, y entonces pensé que sería mejor retrotraer todo al medioevo. La idea de que un fraile muriera hojeando un libro envenenado me parecía eficaz.
-¿Cómo se le ocurrió?
-Pensaba que era una creación de mi fantasía. Después descubrí que existe ya en las Mil y una noches y que Dumas la había copiado en el ciclo de los Valois. O sea que es un viejo topos literario. Siendo un narrador de citas, me divirtió.
-Usted al principio mencionaba el - Tratado sobre los venenos- del catalán Mateu Orfila. ¿Realmente pensaba que encontraría allí una respuesta a sus dilemas toxicológicos?
-Fue un intento, pero el libro resultó inservible. Entonces le pedí ayuda a un amigo mío químico. Le escribí una carta muy detallada. Después le pedí que la tirara, no sea cosa que cualquier día alguien que conozco muera por accidente envenenado del mismo modo, encuentran la carta y me dan treinta años de cárcel.
-En un primer momento usted no tenía intención de darle - El nombre de la rosa- a Bompiani.
-Era la editorial en la que había trabajado y publicado todos mis libros. Es evidente que la habrían tomado sin abrirla. Pero en un primer momento pensé entregársela a Franco Maria Ricci. Pensaba en una tirada de mil ejemplares en una encuadernación fina.
-¿Y en cambio?
-Corrió el rumor de que Eco había escrito una novela. Primero me llamó por teléfono Giulio Einaudi, después, me parece, Paolini de Mondadori. La tomaban sin discutir. A esa altura ya daba lo mismo que la publicara con mi editor.
-En Francia la novela salió en Grasset, después de haber sido rechazada por Seuil. ¿A qué se debió el rechazo?
-Seuil había publicado Opera aperta. Fran©ois Wahl, que era el director editorial, me pidió el manuscrito. Debió pensar que no soy precisamente un desconocido. El hecho es que recibí una carta en la que me escribía: "Estimado Umberto, la novela es interesante, pero la ballena es demasiado grande para hacerla caminar". Grasset tomó el libro y con Wahl seguimos siendo amigos.
-Para ser una novela de nicho no está mal. - El nombre de la rosa- se publicó en 35 países. ¿Qué sensación le da saberse consagrado a nivel internacional?
-Más que la fama, que de todas maneras no hace mal, mi gratifican las cartas de los lectores. Y desde ese punto de vista, Estados Unidos fue una verdadera sorpresa. Me escribían no solamente de San Francisco o Nueva York sino del Midwest. Uno escribió diciendo que el solo hecho de haber nombrado a Eckhart, el gran místico, le traía a la memoria un antepasado suyo europeo con el mismo nombre. Para muchos de ellos, era una manera de conocer sus propios orígenes.
-Es gracioso. Sale con la idea de hacer una novela de mil ejemplares y llega a vender millones. Pero el éxito puso a la crítica en su contra.
-Se llegó al punto cómico en que un crítico que había reseñado el libro enseguida y a favor, posteriormente tomó distancia.
-Usted salía de la experiencia del vanguardista Gruppo 63. No creo que los integrantes recibieran muy bien su novela. Sanguineti dijo que su sonrisa franciscana le recordaba la sonrisa de la acción católica.
-Si es por eso, también Manganelli expresó reservas similares sobre la novela. A propósito de la sonrisa, recuerdo que en esa época yo decía que antes de morir quería escribir un libro fundamental de estética de la risa que intentaría de todas las maneras posibles no publicar. Así después de mi muerte se harían muchas tesis de graduación sobre ese libro fantasma.
-¿Lo que volveremos a encontrar en la novela es la idea del capítulo desaparecido de la - Poética- de Aristóteles?
-De alguna manera.
-Volvamos a la crítica. No lo veo afectado por el distanciamiento del Gruppo 63.
-Mi opinión es que si no hubiera existido el Gruppo 63 yo no habría escrito El nombre de la rosa. Y si de todos modos hubiera escrito una novela, la habría escrito probablemente como Carlo Cassola. O, si me iba bien, como el primer Calvino. Al Gruppo 63 le debo la propensión a la aventura otra, al gusto por las citas y al colage. Con una diferencia: ellos eran minimalistas. Mientras que yo he tratado de impulsar la literatura a una dimensión maximalista. Nos unía, en todo caso, el mismo gusto.
-Con "maximalismo" ¿se refiere a su propensión al gusto por la deformación paródica?
-¿Qué es, por ejemplo, Diario mínimo si no un juego literario de pastiches y deformaciones? Forma parte de mi clave, no sabría hacer otras cosas. Nunca habría podido escribir El molino del Po. Me siento más cómodo con Palazzeschi que con Bacchelli. Siempre he sido un escritor paródico.
-Tal vez por eso la crítica nunca lo quiso. ¿Qué fiabilidad tiene un crítico? Se lo pregunto porque en el fondo usted también, en cierto modo, es de la partida.
-No soy un crítico. Analizo libros para poner a prueba teorías literarias, no para decir si son buenos o malos. No es que la crítica no me haya querido nunca, hay reseñas y ensayos que me han dado muchísimo placer. Pero es que sobre mí he leído de todo. Y mire que soy lo bastante equilibrado como para escandalizarme también por una reseña que es positiva por las razones equivocadas.
-¿Cómo reacciona a una crítica negativa?
-No me hago ningún drama. Cuando me doy cuenta de que se puede decir lo contrario de todo, entonces llego a la conclusión de que la crítica es una simple reacción de gusto.
-¿Cómo hace, siendo un intelectual que ama las reglas y la claridad, para tener una gran curiosidad por lo deforme, lo monstruoso, lo irracional?
-Me viene a la mente la comedia de Govi Colpi di timone. Haciendo girar el timón se zigzaguea. Zigzaguear es viajar contra el viento: un poco hacia un lado otro poco hacia el otro. Considero que la poética del zigzagueo forma parte de mi actividad intelectual. Puedo escribir un ensayo sobre Tomás de Aquino y acto seguido una parodia sobre el mismo tema. Justamente como girar el timón. Zigzagueo para no tomarme demasiado en serio lo que hago. Dicho esto, ¿le haría una pregunta así a Rabelais? Le preguntaría: "¿Por qué te gusta lo deforme?" El respondería: "Porque soy Rabelais". Mientras que al pobre Tasso nadie le haría semejante pregunta.
-Se nace escritor teniendo dentro cierta idea del mundo. Usted escribió cinco novelas. - El nombre de la rosa- vendió en Italia 5 millones de ejemplares; - El péndulo de Foucault- , 2 millones, después un millón y medio las otras dos; por último, 500 mil ejemplares con - La misteriosa llama de la Reina Loana- . Que su mayor éxito haya sido la novela inicial, ¿qué le hace pensar?
-Hay autores afortunados que alcanzan el pico de ventas al final de su vida y autores desgraciados que lo alcanzan al comienzo. Cuando se vende tanto al comienzo, después por más que escriba La Divina Comedia nunca más se alcanzan esas cifras.
-¿Considera como una especie de condena el hecho de que, haga lo que haga, se volverá siempre indefectiblemente a - El nombre de la rosa- ?
-Lo es sin ninguna duda. Pero también es una ley de la sociología del gusto, o mejor dicho, de la sociología de la fama. Si uno se hace famoso por haber matado a Billy de Kid, cualquier cosa que haga después —desde llegar a ser presidente de Estados Unidos, hasta descubrir la penicilina— a los ojos de la gente seguirá siendo siempre "el que mató a Billy de Kid".
(c) La Repubblica y Clarín
Traducción de Cristina Sardoy.
Eco básico
ALESSANDRIA, 1932, MEDIEVALISTA
Se hizo célebre con El nombre de la rosa, novela en la que combina todas sus inquietudes y méritos intelectuales: la filosofía medieval, la semiótica, la teoría literaria, la ironía y, por supuesto, la maestría en el uso de los recursos de la literatura de género. Como semiótico, Eco es reconocido por su atención a los signos que rodean a todo fenómeno cultural. Su Tratado de semiótica general (1976) fue central en el desarrollo de una metodología de la "ciencia" de la comunicación. Formado en la Universidad de Turín, Luigi Pareyson influyó decisivamente en sus ideas sobre hermenéutica y estética. Se graduó en filosofía con una tesis sobre Tomás de Aquino. Trabajó en la RAI, como editor cultural, y en diversas publicaciones académicas y de divulgación, también en la editorial Bompiani. En los primeros 60, tras publicar su Obra abierta, integró el Gruppo 63, de vanguardia y reacción contra el mainstream literario italiano. En su vasta obra teórica y ensayística se destacan también La búsqueda de la lengua perfecta, Seis paseos por los bosques narrativos y Los límites de la interpretación.
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Clarín/Revista Ñ:
El nombre, la rosa y la filosofía medieval
SILVIA MAGNAVACCA
26.08.2006
Recuerdo todavía cuánto celebramos en la cátedra de Filosofía Medieval de la UBA la aparición de El nombre de la rosa. Parecía una novela escrita para nosotros. Y la reacción no se hizo esperar. Mi colega Francisco Bertelloni compiló los primeros trabajos de discípulos y colaboradores en una edición de Eudeba. Algunos meses antes, yo había dado un ciclo de conferencias sobre el libro de Eco en la Asociación Alighieri y publicado un artículo en la Universidad de Cuyo, "Sobre la rosa y su nombre en una querella medieval". Corrían los años 80.
Fue apasionante descubrir y transmitir las alusiones a corrientes y tesis filosóficas que encierra, como quien va rastreando una hebra azul en un entramado multicolor, hasta que ese azul tiñe la gran escena del enfrentamiento final entre Jorge de Burgos, aferrado a los esquemas neoplatónicos de la sabiduría cristiana, y Guillermo de Bakersville que, con Ockham y con Roger Bacon, mira con una no menor sabiduría medieval hacia un futuro más plenamente humano, un futuro en el que los hombres puedan reír en libertad.
Pero la riqueza filosófica descubierta en el rastreo hizo evidente la funcionalidad que esta novela de Eco podía tener en la cátedra misma. Por eso, desde hace tiempo y aun hoy integro en el programa El nombre de la rosa, pero no como lectura obligatoria en su transcurso; los alumnos deben leerla o releerla una vez terminada la materia. Así, en el examen final, cuando se tiene una visión más abarcadora, cada estudiante, con el texto de Eco delante, comenta el pasaje que el mismo curso le ayudó a comprender más profundamente.
Año tras año me sorprende la variedad de lo que se descubre. Ciertamente, los estudiantes acostumbran a relevar las notas más evidentes, como los ecos de la polémica de los términos universales en el título, o la puesta en crisis del supuesto del orden —que marca el fin de la Edad Media— tras el incendio de la abadía, o la teoría del conocimiento implícita en el descubrimiento del caballo perdido del abad, o las tesis ockhamistas sobre la pobreza discutidas en la desopilante asamblea de los franciscanos.
Pero ha habido quienes se detuvieron en la alusión a la influencia empirista de Roger Bacon sobre un Guillermo de Bakersville que "parecía pensar con las manos", en la teoría del signo que emerge en la distinción entre de dicto y de re, clave de la solución final del misterio que encierra la biblioteca, en los ejemplos aristotélicos que la Edad Media recoge de los praedicabilia en la capacidad de reír como proprium del hombre, en la crisis misma del uso del aristotelismo que hizo el siglo XIII en la discusión inicial entre el abad y Guillermo, donde éste prefiere el estilo agustiniano de reflexión acerca de la existencia de Dios, y en tantos, tantos otros momentos de Filosofía medieval que articulan la novela.
En la periferia de este ámbito han aparecido aun en los exámenes alumnos que, guiados por sus propios intereses, han hablado de la devoción por el libro, o de la evolución en la figura del copista, y hasta recuerdo una brillante interpretación sobre la función del canto en los oficios que jalonan la novela. A veces me pregunto cómo no advertí antes que en el texto asoman otras ideas apenas insinuadas en clase y que ellos mismos han detectado. Es que Eco, a fuer de buen semiólogo, lanza en El nombre de la rosa, obra abierta por excelencia, una pluralidad de signos en distintos niveles. Algunos lectores captan un puñado; otros, fijan su mirada en uno en particular. Pero a todos nos ha ayudado a construir "nuestra" Edad Media. Por todo ello, por haber compartido un sueño medieval, por el asombro y la alegría del descubrimiento, Grazie, Umberto.
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Internazionale:
Dilettanti mediorientali
Nessuno affronta la questione cardine: il conflitto israelo-palestinese
Rami Khouri
Internazionale 656, 24 agosto 2006
Oggi in Medio Oriente abbiamo di fronte una scelta semplicissima: possiamo collaborare seriamente per dare agli abitanti di questa regione una vita normale in pace e sicurezza, o possiamo comportarci tutti da stupidi, da capoclan provinciali, come hanno fatto molti leader in Libano, Siria, Iran, Israele e Stati Uniti dopo la tregua del 14 agosto tra Hezbollah e Israele.
In questo momento le possibilità di raggiungere una pace regionale in Medio Oriente sono poche, se non inesistenti, perché i protagonisti non arabi si stanno concentrando sui problemi sbagliati. Cercano di eliminare i sintomi delle tensioni nella nostra regione anziché affrontarne le cause. Hezbollah e l'Iran sono tra gli esempi migliori di questa situazione. Israele e Stati Uniti sono ossessionati dalla necessità di disarmare Hezbollah e affrontare l'Iran.
Ma un quarto di secolo fa non esisteva nessuno di questi problemi. Vale la pena di ricordare come Hezbollah e Iran siano diventati così problematici, quando fino al 1979 l'Iran, sotto lo scià, era un alleato di Stati Uniti e Israele, mentre Hezbollah non era nato. Cos'è successo in questi tre decenni? Molte cose. La più evidente è che tutti abbiamo permesso che il conflitto arabo-israeliano si aggravasse. La sua asprezza continua a diffondersi dal nocciolo israelo-palestinese per corrodere altre dimensioni della regione.
Dalla fine degli anni sessanta, gli scontri e le guerre occasionali tra Israele e Libano sono derivati in massima parte dal conflitto israelo-palestinese cominciato con la guerra del 1948. Dopo la rivoluzione iraniana del 1979, lo zelo rivoluzionario islamico trovò un'efficace espressione nel suo collegamento con Hezbollah, che le Guardie rivoluzionarie iraniane crearono e addestrarono.
L'assistenza di Teheran ad Hamas segue oggi uno schema simile. Una potenza non araba come l'Iran sfrutta il risentimento contro Israele e gli Stati Uniti in tutto il mondo arabo per avere un peso nella regione. Se il conflitto arabo-israeliano fosse stato risolto decenni fa, l'Iran oggi non avrebbe questa opportunità.
Dietro Hezbollah lavorano in molti. Anche se lo sforzo israelo-americano di disarmare la milizia sciita punta soprattutto a proteggere Israele, il fatto è che Hezbollah ha sviluppato la sua capacità militare principalmente in risposta al bisogno di proteggere il Libano dalle ripetute aggressioni israeliane degli ultimi quarant'anni.
Per mettere fine al suo status di unico gruppo armato libanese non statale bisogna riavvolgere il nastro e andare al cuore del problema che ha fatto sì che Hezbollah sviluppasse le sue capacità militari. Risolvendo il conflitto arabo-israeliano in modo equo e rispettando le risoluzioni delle Nazioni Unite, elimineremmo due forze politiche cruciali che adesso alimentano la resistenza della milizia sciita: la minaccia israeliana contro il Libano, e la capacità di Siria e Iran di sfruttare l'attuale conflitto con Israele operando attraverso il territorio libanese.
L'Iran ha i suoi motivi, tra cui alcuni validi, per volere l'energia nucleare, anche se la potenziale capacità di produrre armi atomiche che ne deriva è problematica. L'ingerenza politica iraniana in Libano e in altri territori arabi è un altro discorso. Tuttavia, resta legata direttamente all'affermazione dell'identità islamica, al rafforzamento sciita, alla sfida antioccidentale e alle contestazioni ai regimi autoritari arabi. Quattro dinamiche che spesso sono state associate al conflitto arabo-israeliano, da cui sono state a loro volta aggravate.
I continui tentativi d'Israele per assicurarsi con la forza un posto nella regione hanno sempre generato una più forte volontà araba di combatterlo, volontà oggi appoggiata dall'Iran. I tentativi di rendere sicuri i suoi confini – con occupazioni, eserciti vassalli, attacchi oltrefrontiera, muri di separazione, umiliazioni delle popolazioni civili – non hanno funzionato per Israele, generando solo una resistenza più capace e determinata.
Israele fallirà anche nel desiderio di subappaltare la sua sicurezza a paesi stranieri, come sta cercando di fare con la forza internazionale nel sud del Libano, o spingendo la Turchia a bloccare le spedizioni di armi a Hezbollah dall'Iran.
Tutti i principali problemi di questa regione – Libano, Iraq, Siria, Iran, terrorismo, radicalismo, gruppi armati – sono in qualche modo legati all'infinito conflitto israelo-palestinese. I leader che dominano questa regione e quelli che se ne interessano dalle capitali occidentali sembrano tutti dilettanti o bruti, mentre si affannano con i sintomi invece di affrontare la questione cardine che dagli anni settanta ha fatto precipitare questa regione nella violenza.
Per gli arabi, a giudicare dalla ripetuta riproposizione del progetto di pace avanzato nel vertice della Lega araba del 2002, raggiungere un accordo di pace generale con gli israeliani è possibile. Israele, gli Stati Uniti e gli altri protagonisti mondiali devono decidere in fretta se anche loro possono scendere a patti e lavorare per la pace.
Sarebbe il modo più efficace per invertire i cicli di odio, radicalismo e resistenza che oggi caratterizzano gran parte del Medio Oriente arabo-islamico.
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Internazionale:
Chi ha ucciso il giornale?
I quotidiani stanno scomparendo. Può dispiacere ma niente panico, scrive l'Economist
Internazionale, 25 agosto 2006
"Un buon giornale corrisponde, credo, alla voce di un paese che dialoga con se stesso", ha detto Arthur Miller nel 1961. Dieci anni dopo due reporter del Washington Post scrivevano una serie di articoli che avrebbero causato le dimissioni del presidente degli Stati Uniti Richard Nixon e fatto vivere al giornalismo statunitense uno dei momenti più alti della sua storia.
In passato la carta stampata ha dettato l'agenda degli altri media e influenzato le decisioni di governi e compagnie. Ma negli ultimi anni i giornali sono diventati una specie protetta e la loro capacità di raccogliere pubblicità, e finanziarsi, è in crisi. Di tutti i vecchi media i quotidiani sono quelli che più hanno sofferto l'avvento di internet.
La circolazione dei giornali è da anni in calo negli Stati Uniti, in Europa, in America Latina, Australia e Nuova Zelanda ma internet le ha inferto un colpo mortale. Nel suo libro "The vanishing newspaper" Philip Meyer ha calcolato l'esatta data di morte dei quotidiani, fissata al primo trimestre del 2043. Il fatto è che i giovani, soprattutto quelli tra i 15 e i 24 anni, passano sempre più tempo al pc dove leggono anche le notizie del giorno, di fatto rinunciando a comprare il giornale.
Gli inserzionisti abbandonano la nave: molti di loro hanno spostato la pubblicità sui siti internet che hanno ormai molta più visibilità della carta stampata. Nei Paesi Bassi e in Svizzera i giornali hanno perso più della metà della pubblicità a vantaggio della rete.
Nei prossimi anni la crisi si farà più acuta e questo corrisponderà alla perdita di molti posti di lavoro. Secondo i dati dell'Associazione dei giornali statunitensi tra il 1990 e il 2004 il settore dei quotidiani ha perso il 18 per cento dei posti di lavoro.
Per porre rimedio i giornali cercano di tagliare i costi investendo sempre meno in qualità, offrendo servizi di costume e spettacolo – più attraenti per molti lettori rispetto alla politica estera – e finanziando la free press, la stampa gratuita che serve a riciclare posti di lavoro ma non a offrire servizi di approfondimento.
Il fatto è che i giornali hanno sempre avuto un ruolo di primo piano nei sistemi democratici. La crisi attuale farà venir meno uno degli attori più importanti nella nostra società? Probabilmente gli effetti della crisi saranno meno gravi del previsto, dopotutto i giornali hanno già superato l'avvento e la crescita della tv.
Quotidiani importanti e prestigiosi come il New York Times e il Wall Street Journal non avranno difficoltà ad aumentare il prezzo di vendita per arginare la fuga degli inserzionisti e continuare a offrire inchieste di qualità.
Paradossalmente le difficoltà della carta stampata non corrispondono a una minore circolazione di informazione tra i cittadini. Al contrario, la rete ha aumentato a dismisura la possibilità di informarsi, di accedere a fonti diverse senza limitarsi ai soli quotidiani nazionali.
Una nuova generazione di cittadini-giornalisti, di bloggers, si è fatta avanti forte del suo portatile e della volontà di documentare e commentare fatti e notizie. I limiti di questo nuovo giornalismo sono evidenti: prevalgono le notizie locali e i punti di vista, ma in fondo questo è solo l'inizio della rivoluzione. In rete blogger e reporter si stanno organizzando.
Presto potrebbe diffondersi il modello - già sperimentato dal Christian Sciente monitor o dal Guardian per esempio - di un giornalismo finanziato da organizzazioni non profit. Alla fine dei conti, quel dialogo sociale di cui parlava Arthur Miller nel '61 potrebbe diventare più rumoroso che mai nonostante il declino dei media tradizionali.
Liliana Cardile
La fonte di questo articolo:
Who killed the newspaper?
24 agosto 2006
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Página/12:
América
Por Osvaldo Bayer
Domingo, 27 de Agosto de 2006
América Scarfó nos dejó para siempre. Murió el sábado pasado. Tenía 93 años. Recibí la noticia con la tristeza de saber que era la última de una época de lucha libertaria. Mi sentimiento no era otra cosa que una melancolía mezcla de enorme cariño y admiración. Fue la compañera de Severino Di Giovanni. El anarquista fusilado por el dictador golpista de uniforme: Uriburu. El 1º de febrero de 1931. Un día después era también fusilado el hermano más querido por América: Paulino Orlando Scarfó. En 48 horas le habían arrancado a la adolescente de 17 años sus dos más grandes cariños. Quedó sola, en un mundo absolutamente enemigo.
Los poetas le cantaron a América Scarfó. A finales de los ’30, el querido Raúl González Tuñón escribirá: “América Scarfó te llevará flores y cuando estemos todos muertos, América nos llevará flores”. Es que había quedado en todos el rostro de América el día en que mataron a su amado Severino: no lloraba, estaba sumamente triste, pero firme. Lo iba a seguir amando toda su vida, como me dijo cuando la fui a entrevistar, allá a comienzos de los setenta. Yo había logrado descubrir dónde estaban las cartas de amor que le había escrito Severino y que en el allanamiento de la quinta de Burzaco se había llevado la policía. Las cartas de amor más bellas que he leído en mi vida. No sólo los uniformes fusilaron a Severino sino que también hicieron “desaparecer” sus cartas de amor. Pero así como los desaparecidos de los setenta reaparecieron en sus Madres, así las cartas reaparecieron ante la búsqueda sin fin del historiador. En sus líneas de despedida, antes de recibir las balas militares, Severino le escribe a América: “Carissima: más que con la pluma, el testamento ideal me ha brotado del corazón hoy, cuando conversaba contigo: mis cosas, mis ideales. Besa a mi hijo, a mis hijas. Sé feliz. Adiós, única dulzura de mi pobre vida. Te beso mucho. Piensa siempre en mí. Tu Severino”. Antes de esas últimas líneas, se le había concedido a Severino despedirse de América, que también estaba detenida.
América le dio el último abrazo, él la besó. Le pidió a ella que cuidara de los hijos de él y de Teresina, su esposa. América le dijo: “voy a seguir con tu recuerdo hasta mi muerte”. El la miró con mucha tristeza y le respondió: “¡Oh, Fina, tu sei tan giovane!”. Se besaron de nuevo. América salió mirándolo a Severino. Por ello tropezó con una rejilla y Severino le gritó: “¡ten cuidado!”.
Los más destacados periodistas de Buenos Aires estuvieron en el fusilamiento. La mejor crónica fue la de Roberto Arlt, que no puso ningún comentario propio sino sólo la descripción de ese teatro irracional de la fuerza bruta contra las ideas.
“La descarga terminó con el más hermoso de los que estaban presentes”, serán las últimas palabras de la crónica del periodista del Buenos Aires Herald.
Al día siguiente, caerá también Paulino Scarfó ante el pelotón de fusilamiento. Tanto a Severino como a Paulino, antes de fusilarlos, la policía de Uriburu los había torturado bárbaramente. Pero ellos no delataron a ningún compañero. El último encuentro entre América y Paulino será muy breve. Ella no pudo disimular su dolor al ver el rostro hinchado de él. El la contuvo diciéndole: “no llores”. Y luego agregó con mucho cariño: “pobre pibita” y le dio un beso en la mejilla. América lo besó muy fuerte y le preguntó: “¿no querés ver a mamá?” El le respondió: “no, ¿no ves cómo estoy?”. “Es que se le notaban las torturas. Y agregó: “sigue estudiando. Estoy deseando que esto termine de una vez”. La besó. América volvió a abrazarlo y se miraron a los ojos. Ella no lloró. El policía Florio urgió para que terminaran. América se fue con paso firme. Los periodistas notaron una lágrima en su rostro. Severino y Paulino gritaron antes de la orden de “fuego” las palabras que definían su ideología: “Viva la anarquía”. Fue en la penitenciaría. Las descargas se escucharon en los jardines de Palermo.
Severino fue un antifascista, y estaba convencido de que la única manera de responder a la violencia de arriba era con la violencia de abajo. Sus atentados fueron siempre contra entidades fascistas o norteamericanas cuando se supo la condena a muerte de los dos héroes proletarios Sacco y Vanzetti. Sus escritos hablan de su pasión por su ideología del socialismo en libertad. La policía lo sorprendió cuando salía de una imprenta. Su huida por las calles de Buenos Aires quedó como algo legendario. En el tiroteo cayó una niña, y por supuesto le adjudicaron a él esa muerte cuando fue notorio que recibió balas policiales.
En el escritorio del luchador anarquista, la policía encontró debajo del vidrio esta frase: “Estimo a aquel que aprueba la conjuración y no conjura; pero no siento nada más que desprecio por esos que no sólo no quieren hacer nada sino que se complacen en criticar y maldecir a aquellos que hacen”.
En 1928, en una carta, Severino le escribirá a América: “El amor, el amor libre, exige aquello que otras formas de amor no pueden comprender. Y nosotros dos, rebeldes divinos (jamás nadie podrá llegar a nuestras cumbres), tenemos derecho a desagotar el pantano de la moral corriente y cultivar allí el inmenso jardín donde mariposas y abejas puedan satisfacer su sed de placer, de trabajo y de amor”. Fue un amor pleno que duró poco porque todo terminó en tragedia. Cuando América se va a vivir con Severino en la quinta, muy arbolada, de Burzaco, ya él era el perseguido número uno de la sociedad argentina. Ella sentirá miedo todas las noches y duerme abrazada a él. Una noche ella siente ruidos como de gente que entra a la quinta y trata de despertarlo. Le dice en voz baja pero insistente: “Severino, Severino, la policía”. El se despierta apenas, la acaricia y le responde: “América, no, son los pájaros... duerme... duerme”. De eso ella nunca se olvidará, me lo contará en uno de nuestros tantos encuentros, mientras elaboraba una nueva edición de mi libro.
Caídos sus dos seres más queridos, la joven América será protegida por sus compañeros de ideas. En ese período escribirá artículos para diarios anarquistas europeos en defensa de los derechos de la mujer. Y continuará con sus estudios, los cuales nunca dejó ni cuando era ya octogenaria. Por ejemplo, se recibió de profesora de italiano y rindió todas las pruebas en forma brillante.
Muchos años después de la tragedia, América encontrará un compañero de ideas con el cual fundará la librería y editorial Américalee. El nombre lo dice todo. Durante muchos años, fue la librería libertaria más completa de la ciudad y la editorial se dedicó a publicar todos los pensadores del socialismo libertario.
Hace pocos años, estábamos todavía en el menemismo, América volvió a aparecer en los diarios. Es que un día que la fui a visitar, me expresó que ya estaba cerca de la muerte y que antes de irse para siempre quería estrechar en su corazón las cartas de amor de Severino. Que como yo sabía dónde estaban me pedía que hiciera todo lo posible para lograr su devolución. Le dije que iba a poner todo mi empeño. Lo fui a ver a Unamuno, el director del Archivo General de la Nación. Siempre dispuesto a la ayuda me preguntó donde había visto esas cartas la última vez. Le dije: “en el Museo Policial, en un archivo aislado”. Me respondió: “Bueno, quien puede darte permiso, por ser policial, es el ministro del Interior, Corach”. (“La última anécdota que me faltaba”, pensé.) Pedí la entrevista junto con América. Nos recibió a los dos días. Le expresé el deseo de América. Me dijo que iba a hacer las averiguaciones pertinentes para cumplir con los deseos de ella y agregó: “No se olvide, Bayer, que yo me llamo Carlos W. Corach. Carlos, por Carlos Marx, y W. Por Wladimiro Lenin”. Me sorprendí y no pude menos que decirle sonriente: “No lo parece”.
A los dos días nos llama el jefe de la Policía Federal que me esperaba en su despacho. Fui con América. Nos recibieron el jefe y el subjefe. El jefe me escuchó con forzada benevolencia. (El subjefe tenía una sonrisa cachadora como diciendo: “cómo se vino éste acá”). Le expliqué, pero el jefe me respondió grandilocuente: “usted me pide algo que pertenece a la Policía Federal. Mire (y tomó un cenicero): esto aquí tiene la palabra ‘Policía Federal’, si usted me lo pide le tengo que decir que no, porque no me pertenece a mí ni a nadie sino sólo a la Policía Federal”. Le insistí: “pero no se trata de un cenicero, son cartas de amor”. Me volvió a mostrar el cenicero, con gesto triunfal: “sí, pero las dos cosas pertenecen a la Policía Federal”. Entonces tomó la palabra América que con voz suave pero firme le expresó: “señor, son cartas de amor que me escribieron a mí, me pertenecen a mí. No es un documento policial o que sirva como prueba de algún delito. Las cartas me pertenecen sólo a mí”. El seguro policía se sintió molesto y sentenció: “pongan un abogado, se resolverá”.
Pusimos el abogado y pronto llegó la respuesta. Carlos Wladimiro nos citó en la Casa de Gobierno para devolver las cartas de Severino Di Giovanni a su amada América Scarfó.
Cómo habrá acariciado las cartas esa bella anciana de ojos muy negros y cabellos blancos como la nieve.
Ella no está más. Sus cenizas fueron enterradas en el pequeño jardín de la Federación Libertaria, la casa que no se rinde. Ahí iremos una vez por mes a leerle a ella una carta de amor del luchador caído.
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Página/12:
“Nosotros no volamos la embajada”
ENTREVISTA CON EL DIPUTADO HASSAN HAJJ HUSSEIN, LIDER DE HEZBOLA
El líder de la guerrilla chiíta Hussein niega que su organización haya participado de atentados fuera del Líbano. Dijo que Israel debe devolver territorios antes de aspirar a una paz duradera y que su organización no es un títere de Siria e Irán.
Por Eduardo Febbro
Desde Beirut, Domingo, 27 de Agosto de 2006
Rodeado de una nube de polvo que las topadoras levantan cuando arrastran los escombros de los edificios derrumbados de la calle Ragheb Harb, en Haret Hrik, el suburbio chiíta de Beirut, el diputado Hassan Hajj Hussein responde al teléfono celular, posa para una foto, habla con la gente y se mueve sin parar. Este hombre político libanés, nacido en Baalbek, es uno de los más conocidos diputados electos bajo las banderas del Hezbolá. Tiene, además, un estilo contundente, sin rodeos ni frases acomodadas. Sus declaraciones son como puños directos a la cara del adversario.
En esta entrevista con Página/12 Hassan Hajj Hussein responde a los principales interrogantes que la comunidad internacional se hace a propósito del movimiento chiíta libanés: lo que él llama las agresiones israelíes, la pasividad del mundo durante la guerra, los reclamos del Hezbolá, su hipotético desarme, la reconstrucción del Líbano y el atentado de 1992 contra la embajada israelí de Buenos Aires.
–Los analistas occidentales temen que el Hezbolá transfiera la guerra con Israel fuera de las fronteras del Líbano. Ese temor se basa en gran medida en el atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992, reivindicado por una rama del Hezbolá.
–El Hezbolá nunca cometió ni reivindicó ningún atentado fuera del país, incluido el de Buenos Aires. El primer atentado contra la embajada, el segundo, el tercero, el cuarto o el quinto, todos los atentados que usted quiera, el Hezbolá nada tuvo que ver con eso. Nosotros no tenemos ninguna responsabilidad con cualquier atentado que se cometa fuera del territorio libanés ocupado. Nunca lo reivindicamos. Nuestro único objetivo consiste en liberar nuestro territorio ocupado, liberar a nuestros prisioneros y proteger nuestra soberanía. Nunca apoyamos o estuvimos implicados en operaciones de ese tipo, jamás hemos apoyado ideológicamente o materialmente ese tipo de operaciones.
–¿El Hezbolá estaría de acuerdo con participar en un diálogo de paz a pesar de lo ocurrido?
–El Líbano quedó destruido. Los daños alcanzaron a todas las comunidades, chiítas o sunitas. Las rutas, las fábricas, los puentes, el aeropuerto, los puertos, los cuarteles del ejército, esto no ha sido una guerra contra una comunidad sino una guerra contra el Líbano y su estabilidad. Toda la historia de Israel es una historia de terrorismo y de agresiones. Pero Occidente no quiere aceptar esa realidad. Israel es un país que fue creado en lugar de otro. Ese es el origen de todos los males de esta región. El éxodo del ‘48, la matanza de los palestinos, las matanzas cometidas por Beguin, luego la guerra del ’56, la del ’67, la ocupación de los territorios y de Jerusalén, las ocupaciones del Líbano, las matanzas de Chabra y Chatila, cometidas por Ariel Sharon, luego Primer Ministro. En fin, a pesar de los procesos de paz nunca hubo resultados. Seguimos amenazados por Israel pero nosotros queremos construir nuestro país, queremos la paz y la prosperidad. Pero yo le pregunto: ¿dónde está el proceso de paz? ¿Y la conferencia de Madrid? ¿Y las mentiras de George Bush? No hay paz.
–Uno de los principales reproches que se le hace al Hezbolá es estar teledirigido por Irán.
–Vamos, lo desafío a que me aporte la más mínima prueba de que somos un instrumento de Irán. No hay iraníes que combatan en nuestras filas, no hay iraníes muertos en combate. Yo soy un diputado libanés y no un instrumento de Irán.
–¿Y las armas?
–Pues nuestras armas no son iraníes. Nuestras armas son norteamericanas y nos las vendió George Bush.
–Pero los cohetes que el Hezbolá dispara contra Israel son iraníes.
–Sí, pero también tenemos cohetes norteamericanos. Las armas se venden y se compran en el mercado internacional. Si usted necesita armas le vendo las que quiera. Se nos acusa a nosotros de tener armas, pero Israel también las tiene. ¿Quién destruyó entonces todos estos edificios que usted ve? ¿Sabe quién? Los misiles norteamericanos, por avión y por barco. Los civiles sucumbieron a la lluvia de bombas.
–La crisis de la región se incrementó aún más con la oposición de Siria a que se desplieguen soldados de la ONU en el sector este de la frontera sirio-libanesa y la amenaza de cerrar esa frontera con el Líbano. Para el Hezbolá, que tiene en Siria un gran aliado, ésa es una pésima perspectiva.
–Antes de que se empiece a discutir cualquier opción, la comunidad internacional debe levantar el embargo que pesa sobre el Líbano. Esa es la prioridad y no someterse a las condiciones israelíes.
–Precisamente, una de las exigencias más reiteradas por parte de Israel y el resto de la comunidad internacional es el desarme del Hezbolá.
–Esa es una cuestión de política interna libanesa. Pero antes de resolver esta cuestión del desarme del Hezbolá hay que solucionar las causas de esa cuestión. Las granjas de Shebaa, la soberanía libanesa, les agresiones al Líbano, las amenazas israelíes. No es muy normal que se quieran tratar los resultados antes de que se traten las causas. No es posible que haya un acuerdo de paz con Israel. Israel debe abandonar las granjas de Shebaa que ocupó, liberar a nuestros prisioneros, debe dejar de agredirnos. También está ese tema esencial que consiste en reconocer el retorno de los palestinos a sus tierras.
–Estamos en el barrio de Haret Hrik, uno de los más devastados por las bombas. Visiblemente, el Hezbolá ha asumido la ayuda a damnificados. ¿Cómo se va a organizar esa ayuda en las próximas semanas?
–Realizamos una suerte de censo para saber cuántos departamentos y edificios están destruidos. Lamentablemente, vamos a tener que vivir en estas condiciones que usted ve durante un buen tiempo. En los suburbios del sur de Beirut hay 500 edificios destruidos, edificios de un promedio de ocho y diez pisos. También hemos tomado rápidas medidas para ayudar a la población a que tenga un domicilio durante un año hasta que hayamos reconstruido los edificios y las casas. Esa es nuestra responsabilidad. Nuestras ayudas son rápidas, sin trámites burocráticos y al contado. Según la situación de cada persona, nosotros pagamos 10 mil dólares para que la gente tenga un techo y pueda comprar algunos muebles.
–Se trata de sumas considerables: 10, 12 mil dólares por familia es importante. ¿De dónde proviene ese dinero?
–No, no es suficiente para ayudar a nuestras familias. Por eso es preciso que los franceses, los argentinos, los belgas, etc. etc. nos envíen dinero para financiar la reconstrucción. Somos nosotros quienes fuimos agredidos y el resto de los países, si bien hubo algunos que hicieron algún que otro esfuerzo diplomático al final, no detuvieron la agresión ni las destrucciones. Entonces, lo menos que pueden hacer ahora es ayudar con dinero para financiar la reconstrucción. Pero yo no digo que nos den el dinero a nosotros, no, que se lo den al gobierno libanés. Nosotros somos musulmanes y pagamos la zacat, que es una contribución que todo el mundo desembolsa voluntariamente. Los fondos provienen de ahí.
–La fuerza internacional de la ONU empieza a desplegarse en el Líbano, con un cambio fundamental. Francia, que había anunciado al principio el envío de 200 hombres, incrementó la cifra a casi dos mil. Ello hace que la contribución militar de la Unión Europea se eleve a 7000 soldados.
–Nosotros no tenemos ninguna restricción, pero creo que el problema que tiene Francia es que, desde hace mucho, carece de una política independiente. Francia sucumbe a la presión norteamericana. En el mundo no hay más países independientes. La mayoría de los países sucumben. La Argentina es un poco así. Esos países que sucumben hacen lo que Estados Unidos quiere y eso llevó a la destrucción de Medio Oriente.
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Página/12:
El show de Ahmadinejad
Por Santiago O’Donnell
Domingo, 27 de Agosto de 2006
Mahmoud Ahmadinejad no tiene una figura imponente ni un nombre fácil de pronunciar, pero sabe hacerse notar.
“Es un hombre raro, pero muy atractivo en su forma de ser: muy inteligente, vivo, seguro de sí mismo y extrañamente buen mozo”, dijo el veterano Mike Wallace, de 88 años, después de entrevistar al presidente de Irán en el programa periodístico más importante de Estados Unidos.
Ahmadinejad está volviendo loco a George Bush. Antes de la guerra del Líbano, el presidente norteamericano había conseguido, con mucho esfuerzo, una resolución de Naciones Unidas emplazando a Teherán a interrumpir su programa nuclear el 31 de agosto, so pena de recibir sanciones.
Ahmadinejad, un ingeniero civil que peleó en la guerra con Irak, contestó el ultimátum con un ni. Y lo hizo con un denso documento de 22 páginas que los diplomáticos aún intentan desentrañar, pero que contiene suficiente lenguaje positivo, incluyendo una “nueva fórmula para resolver la crisis”, como para sacudir la firmeza de Rusia y China. Al día siguiente, en un comunicado en el que se muestra receptiva a la nueva propuesta iraní, la cancillería rusa aprovechó para aclarar que la idea de sancionar a Irán nunca le había gustado demasiado.
Ahora, según el New York Times, Estados Unidos estudia retomar el gastado camino de las sanciones unilaterales, la presión a las entidades financieras que hacen negocios con Irán, etc. etc. Pero la cosa no es tan fácil, alertan los expertos. La única sanción que podría causar un daño inmediato en la economía iraní sería un boicot a las importaciones de gasolina y a las inversiones en el sector energético, ya que Irán no tiene suficientes refinerías de petróleo para autoabastecerse. Pero ante semejante conducta Teherán podría sentarse sobre sus barriles de crudo, que sí posee en cantidad, y provocar que se dispare el precio mundial del petróleo, lo cual generaría una crisis financiera internacional.
Bush quería algo mucho más sencillo. Quería que los inspectores de la ONU vuelvan a poner las fajas y los candados en la planta nuclear de Natanz, donde, según expertos nucleares, tres cascadas de centrifugado producen pequeñas cantidades de uranio enriquecido. Pero Irán acaba de ganar una guerra, junto a su aliado Hezbolá, y no piensa dejar de lado su incipiente programa nuclear.
Por eso Ahmadinejad quería hacer la entrevista: quería hablarle directamente al presidente George Bush y al pueblo de los Estados Unidos. Eso le dijo a Wallace al darle la mano. Le recordó que lo había conocido en Nueva York, durante un desayuno en las Naciones Unidas. En más de 40 años de carrera en la cadena CBS Wallace había entrevistado a prácticamente todas las figuras del mundo, incluyendo al sha Reza Pahlevi y al ayatolá Jomeini. Pero Wallace se había jubilado. Ahmadinejad lo eligió igual. “Cuando amás lo que hacés no es trabajo”, dijo Wallace y viajó a Teherán, donde esperó tres días de verano ardiente en un hotel sin aire acondicionado.
El viejo reportero quería imponer el estilo de pregunta agresiva que hizo de 60 Minutes el show más exitoso de la televisión estadounidense, con 38 temporadas consecutivas en el aire, incluyendo 23 como uno de los 10 programas más vistos de la televisión. Pero Ahmadinejad contestó largamente lo que quiso y casi no dejó preguntar.
“¿Usted representa un régimen sionista? ¿O es un periodista?”, desafió Ahmadinejad.
“Soy un periodista. Soy un periodista”, contestó Wallace.
Wallace se pasó la entrevista tratando de que Ahmadinejad contestara si él piensa que Israel debe ser borrado del mapa, tal como el líder iraní habría declarado más de una vez. Ahmadinejad se la pasó esquivando la respuesta. En el medio hablaron de la guerra del Líbano y del programa nuclear iraní.
“Estoy muy en contra del comportamiento de los británicos y de los norteamericanos. Están proveyendo armamento de última generación a los sionistas y le están brindando todo su apoyo a Israel. Esto amenaza el futuro de toda la gente, incluyendo a los norteamericanos y los europeos. Entonces nosotros nos preguntamos por qué apoyan a este régimen asesino.”
“Por favor, dígame. ¿Los libaneses están ocupando territorio israelí o es al revés? Líbano defendió su independencia. No estamos contentos con esta guerra. Por eso apoyamos un cese del fuego, pero nuestra resolución no pasó porque Estados Unidos controla el Consejo de Seguridad de la ONU.”
“Nosotros queremos tener acceso a la tecnología nuclear. Queremos producir combustible. ¿No le parece que el tema más importante en el futuro va a ser el energético? Pensamos que el señor Bush quiere monopolizar los recursos energéticos en el mundo. Porque así pueden imponer sus opiniones, sus puntos de vista, sus políticas en otras naciones y, de paso, llenarse los bolsillos.”
El diálogo duró poco más de una hora, hasta que Ahmadinejad anunció que se tenía que ir a rezar. Ah, y ayer inauguró una planta de agua pesada en el centro de Irán.
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Israel no pacta con Siria
SE ENFRIARON LAS RELACIONES
Por Sergio Rotbart
Desde Tel Aviv, Domingo, 27 de Agosto de 2006
El gobierno de Ehud Olmert hizo oír más de una voz respecto de las posibilidades de descongelar las negociaciones con Damasco. Y, cabe destacarlo, no se trata de acordes complementarios, sino contradictorios. El primero en mencionar la necesidad de reanudar el diálogo con Siria, inmediatamente después del establecimiento del cese de fuego en el Líbano, fue Amir Peretz, el ministro de Defensa. Pero tras la ola de críticas que despertó, incluso en su propio partido, se retractó y aclaró que “las condiciones aún no están maduras”. A él le siguió Avi Dichter, ministro de Seguridad Interior y ex titular del Shabak, quien se pronunció a favor de la renuncia israelí al Golán a cambio de una “paz verdadera” con Siria. A diferencia de Peretz, que es el líder del Partido Laborista, Dichter pertenece al núcleo más encumbrado de Kadima, el partido de Olmert. Por eso el premier salió a contradecirlo apenas se enteró de la declaración de su ministro. “Hay quienes dicen –declaró– que hay que abrazar a Bashar Assad. Yo digo claramente: no olvidemos los miles de proyectiles que cayeron aquí en el último mes. Todos pasaron por Damasco.”
Mientras el Hezbolá y el Hamas sigan contando con el apoyo militar y político proveniente de Siria, no hay de qué y con quién hablar. Tal es, pese a algunos voceros disonantes, el discurso oficial israelí. En ese sentido, lo único que ha cambiado luego de la guerra del Líbano es que el principal y casi exclusivo eje programático del partido gobernante, la retirada unilateral y parcial de Cisjordania, también ha sido archivada ante el descontento popular por la conducción y los magros resultados del enfrentamiento militar con el Hezbolá. Con un índice de apoyo inferior al 40 por ciento, Olmert redujo la agenda gubernamental casi exclusivamente a la reconstrucción del norte del país, que soportó los ataques de alrededor de 4000 cohetes durante un mes. Y, qué duda cabe, está abocado a la lucha por la supervivencia política.
En el plano de los hechos, por otra parte, desde la retirada unilateral del Líbano, ocurrida en el 2000, Israel no se ha quedado cruzado de brazos durante los seis años transcurridos ante los ataques perpetrados por el Hezbolá contra efectivos israelíes en la frontera norte. En dos ocasiones, como represalia, la fuerza aérea bombardeó objetivos militares sirios ubicados en territorio libanés. En abril de 2001, en un ataque aéreo a una estación de radar situada en el norte del Líbano, murieron varios soldados sirios. Tres meses después, como respuesta a otra provocación del Hezbolá, la aviación israelí destruyó un blanco similar de Siria en el valle de Bekaa. Si bien Bashar Assad se contuvo ante el primer ataque israelí, luego del segundo advirtió que Israel pagará un alto precio. El cumplimiento de esa amenaza consistió en transformar al Hezbolá en el tercer brazo del ejército sirio, abasteciendo a la milicia chiíta con cohetes de largo alcance de producción propia y proyectiles antitanques de origen ruso.
En la reciente guerra la fuerza aérea israelí logró destruir los proyectiles de largo alcance que Irán le proveyó al Hezbolá, pero tuvo mucho menos éxito con los cohetes sirios. Esas son las armas que causaron los peores daños a los poblados del norte de Israel y a las tropas combatientes en el Líbano, y que –según fuentes militares israelíes– Siria continuó proveyendo a su brazo libanés durante la guerra y sigue haciéndolo tras el inicio del cese de fuego.
Con todo, es de suponer que la conflagración en el Líbano tampoco modificará sustancialmente la tradicional estrategia siria frente aIsrael, consistente en esquivar la guerra convencional directa y presionar a través del apoyo a la “resistencia” que actúa desde el país del norte y, a una escala muy inferior, desde los territorios palestinos. A Bashar Assad le resulta mucho más conveniente valerse del sacrificio de libaneses y palestinos antes que convertir las centrales eléctricas, los puentes y las plantas industriales claves para la economía de su país en blancos de la fuerza aérea israelí.
La preocupación del presidente sirio, en tanto, está orientada a la frágil pero por el momento efectiva independencia que ha cobrado la diplomacia libanesa. La resolución 1701 de la ONU, diseñada por el premier Fouad Siniora, si bien consiguió un acuerdo de cese de fuego de estabilidad incierta entre Israel y el Hezbolá, además les confiere a las fuerzas de Unifil el mandato de patrullar a lo largo de la frontera entre el Líbano y Siria. Y este punto, por cierto, inquieta a Assad, quien ya amenazó con cerrar los pasos fronterizos entre ambos países, una medida que podría afectar considerablemente la exportación de productos libaneses y, por ende, a la economía del país. Si eso ocurriese, el gobierno de Beirut podría evitar el ingreso de cientos de miles de trabajadores sirios a su territorio. Pero es de suponer que Siniora prefiere normalizar las relaciones con Damasco, muy deterioradas desde el asesinato de su antecesor, Rafik Hariri, y la consecuente retirada de las tropas sirias del Líbano.
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Página/12:
Una visita para Fidel Castro
LA EX ESPOSA DEL LIDER CUBANO VISITO LA ISLA
Por Graham Keeley*
Desde Barcelona, Domingo, 27 de Agosto de 2006
La única mujer con quien se casó Fidel Castro regresó a Cuba después de 40 años y puede haber visitado al comandante. Mirtha Díaz Balart, de 78 años de edad, regresó para ver a Fidelito, el hijo que tuvo con Castro antes de que el líder cubano tomara el poder. Pero se especulaba que Díaz Balart también puede haber visitado a Castro, que se vio obligado a delegar el poder por primera vez el mes pasado, cuando se sometió a una cirugía intestinal. Si los dos se reconciliaron, sería un extraño final para una historia de amor y traición en la vida del líder cubano.
Después que se divorció de Castro, Díaz Balart se casó con Emilio Núñez Blanco, un enemigo acérrimo de Castro, y se fue a vivir a Madrid. Núñez fue un partidario del dictador cubano Fulgencio Batista, que fue derrocado por Castro. El presidente cubano, que no volvió a casarse, es el padre de otros ocho hijos de cuatro mujeres. Algunos creen que esto le da a Díaz Balart un status especial como la única mujer que logró llevar al líder de la revolución cubana al altar.
Díaz Balart, una estudiante de filosofía y literatura de clase media, conoció a Castro, hijo de un inmigrante español, cuando ambos estaban en la universidad en la década del ’40. A pesar de que su hermano, Rafael Díaz Balart, fue un importante funcionario en el gobierno de Batista, ella desafió los deseos de su familia y se casó con el líder en 1948, cuando él estaba estudiando abogacía. Dio luz a su único hijo, Fidelito, al año siguiente. Pero la lucha revolucionaria separó a Castro de su joven familia, y Díaz Balart comenzó a sospechar que le era infiel. Finalmente se separaron en 1955 y ella luego se enamoró de Núñez Blanco.
Después del derrocamiento de Batista en 1959, Díaz Balart y su marido se quedaron unos años en Cuba y luego se fueron a vivir a Madrid. Ella quería estar cerca de su hijo, que estaba estudiando en la Universidad de Moscú. Cuando Fidelito regresó para estar con su padre en Cuba, su madre lo visitaba en su isla natal. Su marido murió de Alzheimer en un hospital de Madrid cuando ella estaba en Cuba visitando a su hijo y a su familia.
Castro, de 80 años, cuya vida amorosa es casi un secreto de Estado en Cuba, ha reconocido públicamente haber tenido cuatro parejas. Fueron Naty Revuelta, María Laborde, Celia Sánchez Manduley y Dalia Soto. El líder cubano fue visto en público por última vez hace dos semanas en una serie de fotografías para celebrar su 80º cumpleaños. En un texto preparado, Castro dijo que se sentía “muy feliz”, pero parecía estar preparando al pueblo cubano para la vida después de Fidel. Dijo que los cubanos debían ser optimistas, pero “estar listos para enfrentar cualquier mala noticia”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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Página/12:
Claves para la cólera de Günter Grass
Por Ariel Dorfman
Domingo, 27 de Agosto de 2006
La primera vez que conocí a Günter Grass nos peleamos furiosamente. Fue en marzo de 1975, si no recuerdo mal, que lo visité en su hogar cerca de Hamburgo, una amplia casa rural que daba a un río más plácido de lo que iba a ser, por cierto, nuestra tormentosa relación.
Al principio, todo anduvo sobre ruedas. Me había traído a ese lugar su gran amigo Freimut Duve, eminente editor, defensor de los derechos humanos y diputado alemán socialdemócrata por aquel distrito. Mientras Grass cocinaba una suculenta sopa de pescado –¡ya me habían advertido que era un gran cocinero!– hablamos sobre su obra y la influencia descomunal que había tenido su Trilogía de Danzig en mi propia producción. De a poco, fui deslizando el motivo, menos literario, por el cual yo había buscado este encuentro. Había viajado desde el París de mi exilio –providencialmente, como se verá, con mi mujer Angélica– para proponerle a Grass que prestara su firma a una campaña en defensa de una cultura chilena amenazada por Pinochet que habíamos armado con García Márquez, Cortázar, Rafael Aberti y Matta, entre muchos otros artistas e intelectuales. Ya se había matriculado Heinrich Böll y pensaba que no sería difícil convencer a este otro gran escritor alemán de que nos otorgara su entusiasta adhesión.
Cuando terminé mi exposición, sin embargo, se quedó callado un largo rato. Enseguida, le puso una tapa a la olla, bajó el gas para que se fuera guisando aquel bouillabaise tedesco con toda la lentitud que se merecía, y se fue a contemplar unos hermosos bosquejos que estaba dibujando.
Al levantar la vista, noté en sus ojos un sorprendente resplandor de cólera. Y dijo: “¿Por qué no quieren asistir los compañeros socialistas chilenos a la reunión en defensa de los patriotas checos que se hará en Francia este verano?”.
Yo le expliqué que, por mucha simpatía que tuviéramos muchos demócratas chilenos por la Primavera de Praga y la lucha de los disidentes checos, era políticamente inviable manifestar tal predilección en forma pública. Hubiera significado una ruptura con los comunistas chilenos en un momento en que ellos formaban parte –más aún, eran la espina dorsal– de la resistencia a la dictadura, tal como habían sido pieza clave y leal durante el gobierno de Salvador Allende.
Mi aclaración no logró aplacar a Günter Grass. Para él, los soviéticos habían intervenido en Checoslovaquia con el mismo afán imperial que los norteamericanos en Chile y era crucial denunciar simultáneamente a los dos superpoderes, unirse en la defensa del socialismo democrático, seguir buscando un modelo económico y social que rompiera con los grandes bloques hegemónicos. Y cuando yo respondí que para sacarnos a Pinochet de encima no podíamos perjudicar el indispensable apoyo de la Unión Soviética, junto al de sus aliados, el autor de El tambor de hojalata, no quiso dirigirme más la palabra. Por suerte, había quedado seducido con el encanto de mi mujer y dedicó el resto de nuestra visita a conversar animadamente con ella. Comenté más tarde con mi amigo Freimut que, de no haber estado Angélica presente, Grass seguramente me hubiera expulsado de su hogar. Al despedirse, eso sí, me lanzó unas palabras finales:
–Cuando algo es moralmente correcto –dijo–, hay que defenderlo sin preocuparse de las consecuencias políticas o personales que vamos a pagar. Pienso ahora, treinta años más tarde, en esa admonición perentoria que me espetó. Sería fácil devolvérsela con altivez, echarle en cara sus propias fallas éticas a ese hombre que me había exigido rectitud insobornable, preguntarle hoy con qué derecho trataba de darme lecciones de honradez alguien que escondía en ese mismo momento su propio pasado nazi. Esa ha sido, por lo demás, la reacción de la mayoría de los comentaristas.
Aunque tal indignación me parece comprensible, sospecho que es también intelectualmente peligrosa y hasta un poco holgazana. Porque yo no creo que el hecho de que Günter Grass haya ocultado durante casi toda su vida su participación en las SS de Hitler invalide sus posteriores posturas morales o políticas. Tenía razón en sus juicios sobre Alemania y la amnesia que la aquejaba. Tenía razón en su defensa de la Revolución Sandinista. Tenía razón de que la reunificación de su país debió haberse llevado a cabo de otra manera. Tenía razón de que es necesario recordar a las víctimas alemanas de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Y tenía razón también en el caso particular que llevó a que nuestro primer encuentro fuera tan desafortunado. Yo mismo se lo hice saber unos años más tarde cuando coincidimos en La Haya para una conferencia literaria, y se lo reiteré en varias ocasiones en las décadas siguientes: los socialistas chilenos deberíamos haber abrazado la causa de los disidentes de los países comunistas con mayor arrojo e integridad y yo mismo, como escritor, tenía una obligación adicional de plantearme a favor de la libertad, dondequiera que se viese vulnerada.
Tenía razón Günter Grass, sí, pero todos estos años me quedó dando vuelta otra pregunta más enigmática: ¿por qué tanta furia frente a lo que era, después de todo, una legítima diferencia de opiniones? ¿Por qué tanta cólera? ¿Acaso la rigidez de sus planteamientos tan categóricos no contradecía la ambigüedad maravillosa de sus personajes, la riqueza promiscua de su prosa?
Ese es el misterio que las revelaciones sobre el pasado de Grass permiten ahora ir –tal vez, tal vez– develando. ¿No es posible que fuera precisamente ese joven nazi, ese culpable alter ego adolescente, el que demandaba a su encarnación adulta que nunca más se permitiera una posición que no fuera transparente, definitiva, éticamente tajante? ¿No explica eso tanto arrebato, tanta efervescencia, tanta certeza?
Claro que hay que tener cuidado. Si algo nos enseña la obra literaria de este autor gigante es que somos seres complejos y paradójicos y probablemente indescifrables. No sería justo que termináramos reduciendo toda la vida de un escritor tan magníficamente múltiple a los mensajes que sin duda le fue susurrando a lo largo de su existencia aquel ser pretérito, maligno e inocente, que seguía pernoctando en su oscuro interior, ese pasado suyo que Günter Grass nunca pudo, creo yo, perdonar.
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The Independent:
Iran launches next phase of nuclear project
As UN deadline nears, President says Tehran will not give up right to the technology, despite Western fears
By Ali Akbar Dareini, AP
Published: 27 August 2006
Iran's hardline president declared Saturday that his nation's controversial nuclear program poses no threat to any other country, even Israel "which is a definite enemy."
President Mahmoud Ahmadinejad spoke after inaugurating a heavy-water production plant, which went into operation despite U.N. demands that Iran roll back its nuclear program. Tehran says is for peaceful purposes, but Western countries fear it could eventually be used to develop a nuclear bomb.
During a speech, Ahmadinejad declared that Iran would never abandon its nuclear program and repeated that nuclear weapons is not the goal. "Basically, there is no talk of nuclear weapons. There is no discussion of nuclear weapons," he said. "We are not a threat to anybody even the Zionist regime, which is a definite enemy for the people of the region."
Iran is under a Thursday deadline established by the U.N. Security Council to suspend uranium enrichment or face political and economic sanctions. Tehran has called the Security Council's resolution that set the deadline "illegal" and has insisted it won't give up its nuclear program. Iran also responded on Tuesday to an incentives package presented by the five permanent members of the Security Council plus Germany. Tehran said it would be open to negotiations but did not agree to the West's key demand for Tehran to halt uranium enrichment as a precondition to talks.
On Saturday, Ahmadinejad affirmed Iran's right to develop nuclear technology even if sanctions are imposed.
"They may impose some restrictions on us under pressure. But will they be able to prevent the thoughts of a nation? Will they be able to prevent the progress and technology to a nation? They have to accept the reality of a powerful, peace-loving and developed Iran. This is in the interest of all governments and all nations whether they like it or not," he said.
Despite Ahmadinejad's insistence Saturday that Iran is not a threat to Israel, one senior Israeli lawmaker said that the Jewish state must "prepare itself militarily." The Iranian president last year called for Israel to be "wiped off the map." Israeli legislator Ephraim Sneh of the Labor Party, a partner in the ruling coalition, warned in a statement that Tehran's announcement concerning heavy-water production marks "another leap in Iran's advance toward a nuclear bomb." Though the West's main worry has been uranium enrichment, it also has called on Iran to stop the construction of a heavy-water reactor near the plant that Ahmadinejad inaugurated.
Iran has been a building the reactor for two years but is not scheduled to complete it until 2009. Nuclear weapons can be produced using either plutonium or highly enriched uranium as the explosive core. Either substance can be produced in the process of running a reactor. Reactors fueled by enriched uranium use regular - or "light" - water as a "moderator" in the chain reaction that produces energy. Reactors using "heavy water" contains a heavier hydrogen particle, which allow the reactor to run on natural uranium mined by Iran, forgoing the enrichment progress. But the spent fuel from a heavy-water reactor can be reprocessed to extract plutonium for use in a bomb.
Vice President Gholamreza Aghazadeh, who also heads the Atomic Energy Organization of Iran, said the heavy-water plant's production is 16 tons of heavy water with a purity of 15 percent per year and 80 tons of heavy water with a purity of nearly 100 percent annually. He said the heavy-water facility will be used to treat AIDS and cancer and for other medicine and agricultural purposes. Mohammed Saeedi, the deputy head of Iran's atomic organization, called the plant "one of the biggest nuclear projects" in the country, state-run television reported. The Vienna, Austria-based International Atomic Energy Agency will report on the state of Iran's program by mid-September. If IAEA chief Mohamed ElBaradei's report finds that enrichment is continuing, the council is then likely to move toward sanctions.
BRIEFING: What's inside at the Arak plant
The plant is located at Khondab, a site near Arak, about 120 miles south-west of Tehran. The plant's plutonium by-product could be used to make atomic warheads but the reactor that would produce this from spent fuel is still being built. Heavy water is used in such a reactor.
The heavy-water project now has two units, each making eight tons a year of heavy water but output is to be raised to 80 tons a year, Iranian officials said. Work started in late 2003 or early 2004. The plant started up on 11 July 2006.
A top Iranian nuclear official said that, because heavy water itself had no military use, supervision by the International Atomic Energy Agency (IAEA) was not obligatory. UN inspectors have previously visited the site and another Iranian official said they would visit again next week.
Western diplomats say heavy-water production is not itself a proliferation risk but that launching the project now, in the midst of a stand-off over Iran's nuclear programme, would not be viewed as a constructive gesture in the West.
A UN Security Council resolution passed on 31 July gave Iran 30 days to halt uranium enrichment, the West's main worry in its atomic programme. The resolution also cited an IAEA call for Iran to reconsider building its heavy-water reactor project.
© 2006 Independent News and Media Limited
http://news.independent.co.uk/world/middle_east/article1222025.ece
The Observer:
Israeli colonel attacks army
Commander says reservists were ill-prepared for battle in Lebanon and officers were out of touch
Inigo Gilmore in Jerusalem
Sunday August 27, 2006
An Israeli brigade commander who was a key player in the Lebanon war has accused senior army officers of being badly out of touch with events on the ground and of exposing soldiers to unnecessary risks.
Amid widening recriminations in Israel that are threatening to bring down the government, Colonel Amnon Eshel, commander of the 7th tank division, in an interview accused his division commander of being insensitive towards the plight of reservists who were called up at a moment's notice and ill-prepared.
Talking about events leading up to the ground operation Amnon said: 'I realised there was a problem with the readiness of the reserve regiment to carry out its mission. The regiment commander told me he was not ready. So I went to the division commander ... he told me: "I don't care, we're going in".'
Amnon returned to his division commander twice to request the order be changed and was rejected both times. In the end, he said, he subverted his orders because of his fears of mass casualties. Amnon, who made the claims in an interview with award-winning Israeli film director Nurit Kedar, commanded thousands of soldiers on the eastern section of the south Lebanon front.
Referring to the need to balance the pressure from higher up the military chain to launch the operation swiftly with trying to minimise the risks to the soldiers, Amnon said: 'It was clear to me that I must carry out my mission, but I did not want others below me to know I was in this dilemma. Many things went wrong in the decision-making process concerning the handling of my operation. My division commander had his own evaluation. The officers at army headquarters were out of touch with what was happening on the ground ... we made so many changes in 24 hours. They did not know how to react.'
Concerned about the risks facing the reservists, Amnon changed the plans hours before the soldiers were sent in. He shifted some units from high-risk missions they had been earmarked for, replacing them with fitter, better-prepared regulars, including special forces.
In another part of the interview he said: 'To send soldiers to the battlefield is a very complicated mission. You can't send those soldiers into battle knowing that they will be killed. You can't operate a war without risk, of course, but you can make calculated risks.'
More than 50 reserve soldiers, mostly married with families and businesses, died in the war. Last week reservists protested outside the Prime Minister's office in Jerusalem as anger continued to grow over operational failures.
Some have accused the government and senior military of sending their comrades to unnecessary deaths. Amnon's admissions are particularly controversial as they have serious implications for some senior officers when pressure is growing on the government to conduct a state inquiry. The Israeli government is so worried about the political fallout that its Chief of Staff, Dan Halutz, has banned senior military officers from speaking to the media.
Reserve soldiers make up 70 per cent of the Israeli army and, unlike the rest of the army, they are free to speak out. Many have echoed Amnon's concerns.
One, protesting in Jerusalem last week, said: 'Reservists got bad treatment, bad equipment and bad decisions.'
The protests outside Prime Minister Ehud Olmert's office have been growing daily, with some reservists bringing their families with them. As men, women and children waved protest banners, and chanted 'Olmert resign', Israelis arrived to sign petitions backing calls for the resignations. The war was supported by the majority of Israelis - but many are deeply dismayed by its conduct and outcome.
Olmert has defended his government and military, but is expected to announce some level of inquiry, having initially rejected calls for one.
http://observer.guardian.co.uk/world/story/0,,1859324,00.html
Tomdispatch:
Rasha Salti on Life under the Bombs
With a truce in Lebanon shakily in place but challenged by small incidents almost every day, it's just another tenuous week in the Middle East. The 33-day war may be provisionally over, but it probably has not ended - and the scale of the destruction in Lebanon should not be forgotten. With that in mind, Tomdispatch offers 11 excerpts from an on-line diary of those 33 days of war as experienced by Rasha Salti - one skilled writer's eloquent instant-portrait of what it feels like to be on the ground in the Middle East right now.
A 37-year-old freelance Lebanese writer and independent curator, Salti has shuttled back and forth between Beirut and New York City over the past several years. Her April 2005 diary of the 30th anniversary of Lebanon's bitter civil war, written against the backdrop of the assassination of Lebanese Prime Minister Rafik Harari, was published by Middle East Report Online. Later that year, she served as the director of the CinemaEast Film Festival before returning to the U.S. She moved back to Beirut on July 11, the day before the Hezbollah capture of two Israeli soldiers triggered an all-out war that devastated much of her country. She wrote these daily digests to her friends in the U.S.
"The media look for the breaking news obviously. They look for the stories, but when they find a story, they don't find an ordinary story, one that appeals. I write about the mundane, the everyday," Salti told Reuters in the midst of the war. "People see a human being, not a reporter doing the job, or an ideologue defending an idea. I get positive responses, people that become sympathetic to our plight as Lebanese." The following then are excerpts from her online diary of the siege, edited by Sandy Tolan, the author of the recently published The Lemon Tree: An Arab, a Jew, and the Heart of the Middle East. Tom.
Siege Notes
By Rasha Salti (from Beirut)
1.
I am writing now from a cafe, in West Beirut's Hamra district. It is filled with people who are trying to escape the pull of 24-hour news reporting. Like me. The electricity has been cut off for a while now, and the city has been surviving on generators. The old system that was so familiar at the time of the war, where generators were allowed a lull to rest, is back. The cafe is dark, hot, and humid. Espresso machines and blenders are silenced. Conversations, rumors, frustrations waft through the room.
I am better off here than at home, following the news, live, on-the-spot documentation of our plight in sound bites.
The sound of Israeli warplanes overwhelms the air on occasion. They drop leaflets to conduct a "psychological" war. Yesterday, their sensitivity training urged them to advise inhabitants of the southern suburbs to flee because the night promised to be "hot." Today, the leaflets warn that they plan to bomb all other bridges and tunnels in Beirut. People are flocking to supermarkets to stock up on food.
This morning, I wrote in my emails to people inquiring about my well-being that I was safe, and that the targets seem to be strictly Hezbollah sites and their constituencies. Now, I regret typing that. They will escalate.
Until a few hours ago, they had only bombed the runways of the airport, as if to "limit" the damage. A few hours ago, four shells were dropped on the buildings of our brand-new, shining airport.
The night was harrowing. The southern suburbs and the airport were bombed from air and sea. The apartment where I am living has a magnificent view of the bay of Beirut. I could see the Israeli warships firing at their leisure.
2.
It is now night-time in Beirut. The day was heavy, busy with shelling from the air and sea, but so far the night has been quiet in Beirut. We are advised to brace ourselves for a bad night, although at this stage most analysis is reading tea leaves.
In the present conflict, a secular, egalitarian democrat such as me has no real place for representation or maneuver. Neither have I and my ilk succeeded in carving a space for ourselves, nor have the prevailing forces (the two poles) agreed to making allocations for us. That is our defeat and our failure. In Lebanon, we are caught in the stampede and the cross-fire. I am not a supporter of Hezbollah, but this has become a war with Israel. In the war with Israel, there is no force in the world that will have me stand side by side with the IDF [Israel Defense Forces] or the Israeli state.
The "showcase" last night began with Israeli shells targeting [Hezbollah leader] Hassan Nasrallah's home in the southern suburbs. As soon as the shells exploded, the media reported them and waited to confirm that he and his family had survived. About half an hour later, the newscaster announced that Hassan Nasrallah planned to address the nation and the Arab world by phone.
I never thought he was charismatic. A huge majority of people do. He's very young to hold the position of leadership that he does. He's a straight talker, not particularly eloquent, but speaks in an idiom that appeals to his immediate constituency in Lebanon but is also compelling to a constituency in the Arab world that harbors disillusionment, despondency, and powerlessness with the failed promises of Arab nationalism to defeat Israel and restore dignity. He is not corrupt, he lives simply, and displays a bent for Spartan asceticism.
He began by declaring an open war to Israel's assault. He reiterated that Hezbollah did not fear an open war. That they have long been prepared for this confrontation. Interestingly, he claimed that they possessed missiles that could reach Haifa, and "far beyond Haifa, beyond, beyond Haifa", thereby admitting that it was Hezbollah that fired the missile fired to Haifa (until then they denied having fired them). It is not clear what he meant by "far beyond Haifa". Did he mean Tel Aviv?
3.
Today was a bad day. The shelling started from the morning countrywide and has not let up until now. Tonight the shelling is again focused on the southern suburbs, Haret Hreyk and Bir el-Abed. The first neighborhood is where the headquarters of Hezbollah are located. They have been targeted several times and there is extensive damage. The leadership has not been harmed. A great number of the inhabitants have been evacuated, but the afternoon shelling targeted residential areas. I am up, anxious, writing. As if it served a purpose of sorts.
Foreign diplomatic missions are making plans to evacuate their nationals. They had planned to evacuate people by sea, but after today's shelling of the ports, they may have to rethink their strategy. Should I evacuate? Does one turn their back on a "historic" station in the Arab-Israeli conflict? I was shamed this morning for having these thoughts... And now, at 1:30 am, as the Israeli airplanes fill up my sky, I am writing them again.
4.
Things seem to be heating up. Missiles hit Haifa and the shelling on the south and southern suburbs [of Beirut] is unrelenting.
[Israeli Prime Minister] Ehud Olmert promised scorched earth in South Lebanon after missiles hit Haifa. Warnings have been sent to inhabitants of the south to evacuate their villages, because the Israeli response to Hezbollah will be "scorched Earth". As major roads are destroyed and the south has been remapped into enclaves, it is not clear how these people are supposed to evacuate. And where to.
So Hezbollah dragged us without asking our opinion into this hell. We are in this hell, caught in this crossfire together. We need to survive and save as many lives as possible. The Israelis are now betting on the implosion of Lebanon. It will not happen. There is UNANIMITY that Israel's response is entirely, entirely, UNJUSTIFIED. We will show the Arab leadership that it is possible to have internal dissent and national unity, pluralism, divergence of opinion and face this new sinister chapter of the Arab-Israeli conflict.
5.
We live now from "breaking news" to "breaking news." I have been in the café for one hour now. This is what I have heard so far:
1) A text message traveled to my friend's cell phone: A breaking news item from the Israeli military command. If Hezbollah does not stop shelling Galilee and northern towns, Israel will hit the entire electricity network of Lebanon.
2) Hezbollah shells Haifa, Safad, and colonies in south Golan.
3) A text message traveled to my other friend's cell phone, from an expat who left for Damascus and is catching a flight back to London. "All flights out of Damascus are cancelled. Do you know anything?"
4) Israeli shell fell near the house of the bartender. His family is stranded in the middle of rubble in Hadath. He leaps out of the café and frantically calls to secure passage for them to the mountains.
5) Hezbollah downed an F-16 Israeli plane into Kfarshima (near Hadath). Slight jubilation in a cafe that thrives on denial.
"Breaking news" becomes the clock that marks the passage of time. You find yourself engaging in the strangest of activities: You catch a piece of breaking news, you leap to another room to announce it to family although they heard it too, and then you text-message it to others. At some point in the line-up, you become yourself the messenger of "breaking news." Along the way you collect other pieces of "breaking news" which you deliver back. Between the two sets of breaking news, you gather up facts and try to add them up to fit a scenario. Then you recall previously mapped scenarios. Then you realize none works. Then you exhale. And zap. Until the next piece of breaking news comes. It just gets uglier. You fear night-time. For some reason, you believe the shelling will get worse at night. When vision is impaired, when darkness envelops everything. But it's not true. Shelling is as intense during the day as it is during the night.
There has been "intense" diplomatic activity between yesterday and today. UN envoys, ambassadors, EU [European Union] envoys, all kinds of men and women coming and going carrying messages to the Lebanese government from the "international community" and the "Israeli counterpart". Officially they have led to nothing.
I started writing these diary notes to friends outside Lebanon to remain sane and give them my news. I was candid and transparent with all my emotions. The ones I had and the ones I did not have. By the third diary note, I was getting replies, applause and rebuke from people I did not know who had read them.
A journalist from Israel's Channel 2 contacted me by email and asked for an interview. I was uncomfortable with the idea at first, for fear that my words be distorted and my genuine, candid sentiments quoted to serve arguments I do not endorse. That journalist seems like a nice person, but I have no reason to trust her and she understands my misgivings. She sent me the set of questions below for me to answer so she can air them on TV or use them for some report. I decided to share them with you all.
1. How your day looks like from the morning. What you did today? Did you have coffee? How do you get the news - television? Radio? Internet?
The routine of our days is totally changed. We now live under a regimen of survival under siege. Those of us still not wounded and not stranded do whatever needs to be done to survive until the next day. Coffee, yes, I have coffee in the morning, and at noon, and in the afternoon. Perhaps I have too much coffee. The passage of time is all about monitoring news, checking everyone's OK, and figuring out what has to be done to help those in distress. News is on all the time.
I am at home now, listening to the radio on one side, writing emails on the other side. Air-conditioning is on. I live in the center of the city. Later I will go to the office. I think life in my city continues but in a lower volume. Life as it were, or as previously understood, in my city has stopped. No gym classes, and I am accumulating cellulite, hence chances of finding second husband are lessened (can I make the IDF pay for that?). Air-conditioning is dependent on electricity or generator working. Power cuts are the rule now and the generator works only on a schedule. So yes, without air-conditioning and with power cuts, my "semitic" curls produce unruly coif and I have to admit, I am enduring the siege with bad hair.
2. Can you describe the neighborhood you live in?
So it will be bombed? No thank you. I live in a very privileged neighborhood, far from the southern suburbs. After the evacuation of foreign nationals (and bi-nationals) is complete, everyone is expecting doom and if Israelis decide to give us a dose of tough love as they did in the southern suburbs my life will probably be in serious danger as my family's and everyone who has decided to stay here.
3. Can you say something about yourself - like what you do for living.
I organize cultural events and I am a free-lance writer. I used to live in New York City and moved to Beirut Tuesday July 11th. I have no life at the present moment. I try to do a few things over the Internet, but that's increasingly difficult.
4. In Israel our leaders think that by targeting Hezbollah and other places in Lebanon will make the rest of the local population against them. Is this true?
It is pure folly, but even if it were true it is a terrible strategy, an imploded Lebanon is a nightmare to all, not only the Lebanese but to everyone. Does Israel want an Iraq at its doorstep? There seems to be consensus now in Israel over the military campaign. It is because Israelis are not yet pressing their leadership and military with the smart questions. Do you actually believe it would be possible to eliminate the Shi'i sect from Lebanon, and that it would go down easy in the region? If the Americans are advising you, duck for cover or move. Need I list their record of wisdom and foresight recently? Vietnam, Central America, Somalia, Afghanistan, Iraq. If you need to listen to imperialists, find less idiotic ones, at least who have a sense of history. God help us all if Rumsfeld is also in charge of your well-being. This war will bring doom to all. Stop, cut everybody's losses. Wars can be stopped before the body count is "intolerable" or an entire country has been reduced to rubble.
5. What is the atmosphere in the streets of Beirut, if you can tell.
Beirut is quiet, dormant, huddled. We are caged, but there is tenacious solidarity. You have to understand that we see ourselves under an unwarranted attack from Israel. The capture of two soldiers DOES NOT justify Israel's response.
6. What is the atmosphere among your friends?
The consensus is solidarity. Our country is under attack. Otherwise, we are an exceedingly plural society everyone has a theory and a point of view, and we co-exist. Humoring one another.
I hope you will wake up to the nightmare you have dragged us into. I hope you will want to have fire ceased as soon as possible. I hope you will deem our humanity as valuable as your own.
Best, Rasha.
6.
11:30 pm. I have about half an hour before the generator shuts down. Most of Beirut is in the dark. I dare not imagine what the country is like.
Today was a particularly strange day for me because I was granted an opportunity to leave tomorrow morning, by car to Syria, then to Jordan, and from there by plane to wherever I am supposed to be right now. For days I have been itching to leave because I want to pursue my professional commitments, meet deadlines, and continue with my life. For days I have been battling ambivalence towards this war, estranged from the passions it has roused around me and from engagement in a cause. And yet when the phone call came informing me that I had to be ready at 7:00 am the next morning, I asked for a pause to think. I was torn. The landscape of the human and physical, the depth of destruction, the toll of nearly 250 deaths, more than 800 injured and 400,000 displaced, had bound me to a sense of duty. It was not even patriotism, it was actually the will to defy Israel. They cannot do this and drive me away. They will not drive me away.
I decided to stay. I don't know when I will have another opportunity to leave.
7.
One of my closest friends, my beloved sister really, Maria left two days ago. Up until a few hours before she was supposed to follow instructions from the British embassy for evacuation, she could not get herself to leave. She has two boys aged nine and five. Maria and her husband lived in London for a long while and earned citizenship there. Everyone who matters in her life called and urged her to evacuate with the Britons. She had moved from Beirut to the mountains on the second day of the siege. Our phone conversations had the rare virtue of being "constitutional," they charged our respective systems and reminded us of the people we once were, the lives we once lived. We asked the same question over and over, "Should I leave?", "Should you leave?"... She did not want to but felt she ought to for the boys.
She caved in two days ago. I called as she waited on the docks with her two sons. Her husband did not want to leave. "It's awful, it's awful...," she kept saying. "It's awful, it's awful...," I echoed her. "Have I done the right thing?" she pleaded. "Absolutely," I replied without a hint of hesitation. I could not help telling her that I would miss her. It felt selfish, childishly needy in the way children can be self-centered and dependent. In truth I was terrified of living through this siege without her. I felt like a good part of my heart, at least a good part of what I love about being in Beirut, was standing at the docks waiting with her two sons.
8.
I accompanied journalists to Haret Hreyk two days ago. I suspect I am still shell-shocked from the sight of the destruction. I have never, ever seen destruction in that fashion. Western journalists kept talking about a "post-apocalyptic" landscape. The American journalists were reminded of Ground Zero. There are no gaping holes in the ground, just an entire neighborhood flattened into rubble. Mounds and mounds of smoldering rubble. Blocks of concrete, metal rods, mixed with furnishings, and the stuff that made up the lives of residents: photographs, clothes, dishes, CD-ROMs, computer monitors, knives and forks, books, notebooks, tapes, alarm clocks. The contents of hundreds of families stacked amidst smoking rubble. A couple of buildings had been hit earlier that morning and were still smoking, buildings were still collapsing slowly.
I was frightened to death. I stopped in front of one of the buildings that housed clinics and offices that provide social services, there seemed to be a sea of CD-ROMs and DVDs all over. I picked up one, expecting to find something that had to do with the Hezbollah propaganda machine (and it is pretty awesome). The first one read "Sahh el-Nom 1", the second "Sahh el-Nom 17". "Sahh el-Nom" was a very popular sit-com produced by Syrian TV in the 1960s.
Haret Hreyk is also where Hezbollah had a number of their offices. Al-Manar TV station is located in the block that has come to be known as the "security compound" (or "security square"), the office of their research and policy studies center, and other institutions attached the party. It is said that in that heavily inhabited square of blocks, more than 35 buildings were destroyed entirely.
One of the buildings was still burning. It had been shelled earlier that day at dawn. Clouds of smoke were exhaling from amidst the ravages. The rubble was very warm, as I stepped on concrete and metal, my feet felt the heat.
9.
My siege notes are beginning to disperse. I write disjointed paragraphs but I cannot discipline myself to write everyday. I miss the world. I miss life. I miss myself. People around me also go through these ups and downs, but I find them generally to be more resilient, more steadfast, more courageous than I. I am consumed by other people's despair. It's not very smart - I mean for a strategy of survival.
I am haunted by the nameless and faceless caught under rubble. In the undergrounds of destroyed buildings or simply in the midst of its ravages. Awaiting to be given a proper burial.
10.
I have tried to the best of my abilities to keep up to date with professional commitments from my former life. It's almost impossible, but if I stop I know I will fall apart entirely. It is surreal to write emails following up with work. The world outside is decidedly distant. The mental image of my apartment in New York is practically impossible to summon. Avenue A, the deli at the corner and the Yemenis who own it, all lapsed. This is what happens when you are under siege. My friend Christine said to me yesterday that she forces herself to go to the office to keep from going insane, but she cannot remember anything about her work before the siege started. The sound of Israeli air raids comes every so often just low enough to spread chills of horror and fright. But the droves of displaced who arrive here every day have transformed the space of the city. Their wretchedness is the poignant marker of the war.
I spent the afternoon yesterday in Karm el-Zeytoon, a neighborhood in Ashrafieh [a Christian area of east Beirut] (that translates literally to "olive grove") where some schools have been opened to house some of the displaced from the south and from Beirut's southern suburb. I played cards with a six year old with one elbow in a cast and eyes sparkling with humor. An elderly overweight woman came over and asked R. to find her and her sister a room. She could not tolerate the heat or the mosquitoes in her old age and health conditions. She begged her. She wanted to die in dignity, not like that, on a mattress in a school. She could barely hold back her tears.
I left them reluctantly.
11.
Throughout the war, shelling, siege, grief, and sorrow, the bougainvilleas have been in full, glorious bloom. Their colors are dizzying in their intensity: purplish red, boastful fuchsia, glaring white, and sometimes canary yellow. Most of the time, their bloom, which is the objective outcome of "natural" factors, namely, access to water, sun, heat, and even perhaps wind, has irritated me. Everything has changed in this time of war, except the full glorious bloom of the bougainvilleas. Other flowering trees have wilted, or shied, as their franchised gardeners or patrons no longer operate on the same schedule or have evacuated on the ships of the bi-nationals.
On the road to Saida, I was struck, irked, and even upset at the bougainvilleas full bloom. Between their abundant leaves and flowers, vignettes of the ravages appeared. Bridges torn in their midst framed by the purple and fuchsia bloom of the bougainvilleas.
We drove along the old road. It had not survived unscathed. There were small holes in its middle, and pieces of rocks, cement, and debris. From within the winding inner roads, the new highway was visible and the big craters from the shelling.
The coastal road would have been bustling at this time in the summer. Expats, bi-nationals, students on summer vacation, and tourists. This is the stretch of the south's most visited beaches. They range from the very fancy to the modest. At this time in the summer, the roads would have been busy with the town's handsome beach boys, tanned, strutting in swim trunks and a claim to some local fame. Everything was eerily deserted. Even army soldiers, posted in spots with seemingly no rhyme or reason, walked cautiously, expecting to duck for cover at any moment. Life all around had folded and packed.
We drove by closed homes, doors locked, windows shut, shutters sealed. The last gaze of their dwellers still lingering on the front porches, the gaze of a hesitant farewell that quickly ran a checklist to make sure all was safely tucked away and hoped for the best, maybe even whispered a prayer or invoked God or Christ's clemency and then hurried into the car and sped away for a temporary safer haven.
The bay of Saida appeared and the coastal highway leading to its seaside corniche was entirely deserted. The bridge that unloads traffic from the highway onto the corniche had been pounded. Carcasses of cars lined its sides, some buried under blocks of concrete. We drove around and turned and entered Saida from roads tucked behind. The orange groves were dizzyingly fragrant. Car traffic inside the city was heavy. Pedestrian traffic was heavy.
Saida had received more than 100,000 displaced until two days ago.
I was told people were renting entrances of buildings to sleep at night, or the garages of cars. So far more than 85 schools were housing all these displaced, in addition to an old prison and the building of the court of justice.
The building stood on a hill overlooking old Saida and the fort. There was a soft gentle breeze and all was quieter up on that hill.
We were guided by one of the administrators. The floor was inundated with natural light. Even the corridor was well-lit. The rooms were spacious and fit with four beds. The floor was not at full capacity.
In the next room lay two women. One was of an advanced age. Her son sat next to her and was caring for her. Across from her was an elderly woman who had physical disabilities and could not walk. She was from Abbassiyeh. She had been left behind. The mayor of that village had dropped her off and left. She did not speak. No one knew anything about her. She carried no identity papers. She lay in bed and stared into the garden. Her gaze was not unfocused. In fact it was intent. I have rarely seen such sharp, pure, and focused sorrow. We moved around her room and she did not budge. The hospital administrator greeted her, to no reply.
Ahmad and I drove back the same way. My heart had never felt as heavy. There was a lot to hang on to. I looked forward to the fragrance of orange blossoms and was now forgiving to the full glorious bloom of the bougainvilleas.
Rasha Salti, a Lebanese curator and writer who has published in the London Review of Books and elsewhere, splits her time between New York City and Beirut. She returned to the Lebanese capital on July 11 and remains there today. These 11 edited excerpts are taken from her blog and cover the full 33-day span of the recent war in Lebanon.
Copyright 2006 Rasha Salti
http://www.tomdispatch.com/index.mhtml?pid=115409
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